Basque luxury, lujo «made in Euskal Herria»
La industria del lujo factura 800.000 millones de euros al año en todo el planeta. Siempre en alza, se trata de un sector que casi no sabe lo que es perder. En pleno «boom» turístico y en medio de un encendido debate en la sociedad vasca sobre cómo regular el impacto de un fenómeno transformador con sus ventajas e inconvenientes, llegó el coronavirus y mandó parar. Nos asomamos al mundo de lo exclusivo.
El verano anterior a la pandemia un huésped de uno de los hoteles históricos de Donostia preguntó muy seriamente a una de las empleadas del establecimiento con quién tenía que hablar para comprar el Palacio Miramar. Evidentemente este edificio y sus jardines, con vistas a la bahía de la Concha, continúa siendo de propiedad municipal pero da una idea de hasta dónde pueden llegar los deseos y la capacidad financiera de algunos de los potentados que visitan estas tierras.
La anécdota no es una leyenda urbana, como tampoco lo es que montones de aviones privados, «muchos más de los que pensamos», aterrizan en los aeropuertos de Euskal Herria con pasajeros dispuestos a degustar los menús de los restaurantes vascos más cotizados, con o sin estrellas Michelin, en visitas relámpago que en algunos casos duran lo que dura una buena comida. Lo confirma Joanes Mathiuet, gerente de Basque Luxury, una asociación de empresas del sector de lujo que abarca la totalidad de Euskal Herria e incluye también la Rioja y sus bodegas en su programa de actividades.
Joanes Mathiuet, director de «Basque Luxury magazine». Fotografía: Maialen Andrés | Foku
Joanes Mathiuet estudió Humanidades y Comunicación en Deusto, luego vivió una par de años en Suiza y otros dos más en Qatar, conociendo otras gentes y otros mercados. A la vuelta creó una agencia de comunicación, la mayoría de sus clientes eran «de perfil alto». «Pensé que había una falta de cohesión, muchas empresas potentes pero nada que las aglutinara», explica a 7K. Así que en 2015 puso en marcha Basque Luxury, desde donde se dedican a seleccionar empresas, artistas y artesanos que puedan interesar al turismo de lujo y al consumidor de lujo local. Todo empezó con una página web, rápidamente llegó una revista anual, luego una flota de vehículos de lujo y ahora, con la reciente incorporación de un servicio de aviación privado, siguen ampliando sus posibilidades.
La revista tiene su importancia. Dirigida por el propio Mathiuet, quien la define como una transmisora de información, a través de ella sus potenciales clientes pueden comenzar a hacer planes estén donde estén. No en vano, este magazine puede encontrarse en 5.700 hoteles de todos los continentes, desde el Badrutt's Palace de St. Moritz con sus vistas al lago y a los Alpes, al Savoy junto al Támesis; pasando por los de las famosas cadenas hoteleras. En alojamientos más cercanos, como el Hôtel du Palais en Biarritz o el Marqués de Riscal de Eltziego, descansa un ejemplar en cada una de sus habitaciones. La edición impresa con tapas duras y 208 páginas cuesta 15 euros y se vende en las librerías Elkar, mientras la versión digital es gratis. Bilingüe –se limita al inglés y al castellano– está presente en un larga lista de aerolíneas y aeropuertos. «Me suele gustar hablar del lujo en el sentido amplio de la palabra, de los pequeños lujos como la calidad de vida que tenemos aquí. Creo que eso hay que ponerlo en valor y a través de la revista lo hacemos. Hablamos también de ropa de lujo, de joyas, pero no es exclusivamente de eso».
Para él, los grandes activos del país están sobre todo en la gastronomía, el arte y el paisaje natural. «No me suele gustar el concepto de derroche u ostentación. El lujo que tenemos aquí es muy discreto, íntimo; no hay grandes marcas, ninguna de ellas abre tiendas y las que han abierto tampoco funcionan bien. No es todo Prada y Louis Vuitton. Aquí tenemos riqueza gastronómica, la principal, y cultural, los museos y los artistas. Hablamos de un buen queso y de grandes artistas. También está la naturaleza, un factor importante que atrae a la gente».
Mathiuet recuerda casos de artistas que han ocupado las páginas de “Basque Luxury magazine” y han logrado vender algunas de sus piezas en el extranjero: «El rector de la Universidad de Hamburgo viajaba en una ocasión en un vuelo de Lufthansa, donde tenemos la revista en versión digital y conoció a través de nuestra publicación la obra de Iñigo Manterola. Así, la Universidad adquirió una de sus esculturas de gran formato para su instalación en Hamburgo. Y este año esa misma Universidad ha vuelto a adquirir otra escultura, también grande, del mismo artista», cuenta.
Un ejemplar de «Basque Luxury magazine» durante la exposición-presentación del sexto número celebrada a finales de enero en el Palacio Miramar. Fotografía: Maialen Andrés | Foku
Clientes anónimos y famosos. Trabajan con clientes de todo el mundo, la mayoría son turistas, pero también están los empresarios locales. «Estados Unidos, todo el norte de Europa, Francia, obviamente, Japón… son mercados importantes», destaca Mathiuet. En sus Mercedes Benz Clase V y S, vehículos de gama alta, se han recostado en sus asientos de cuero negro reclinables, calefactados y con opción de masaje multifunción altos cargos internacionales como el que fuera hasta setiembre y durante ocho años primer ministro japonés Shinzo Abe; el exdirector del Fondo Monetario Internacional Michel Camdessus; Bertie Ahern, (expresidente del Consejo Europeo y exprimer ministro de Irlanda), Jonathan Powell (exjefe de gabinete de Tony Blair), o algunos de los que suelen aparecer en la lista Forbes como Joe Lewis, propietario del equipo de fútbol Tottenham Hotspur, además de deportistas como el jugador de baloncesto Pau Gasol y hasta actores y actrices de Hollywood, cuyos nombres Mathiuet prefiere no revelar apelando a la discreción.
Durante el confinamiento de 2020, y contratados por el Gobierno español, los conductores de Basque Luxury trasladaron a Euskal Herria desde el aeropuerto de París a los expertos chinos que montaron las máquinas destinadas a producir mascarillas quirúrgicas. Y es que Basque Luxury Travel Service funciona como transporte para viajeros de alto poder adquisitivo, prestando sus servicios a esos jets y helicópteros que aterrizan en los aeropuertos vascos y a los establecimientos con más estrellas del país para traslados o incluso excursiones con chóferes experimentados que, además de conducir, están bien informados. «Gente con muchos años de trayectoria. Todos son de aquí, así que conocen bien la tierra, los restaurantes… Son majos, amables y pueden contar anécdotas y curiosidades», recalca Mathiuet.
El jet que puede volar desde las pistas vascas a cualquier ciudad de Europa y del norte de África sin escalas. Fotografía: Pablo Cifuentes
Vuelos sin escalas. La novedad de 2021 es el servicio de aviación privada para la que colaboran con Nordjet, una aerolínea con base y sede en Gasteiz, que es la que pone el avión y está operativo las 24 horas del día y los 365 días del año. Este jet, con una velocidad de crucero de 802 km/h y una autonomía de 4 horas y media, tiene un alcance de 3.056 km y puede volar directamente desde el aeropuerto de Foronda u otras pistas vascas a cualquier ciudad de Europa y del norte de África. La capacidad de este Citation Excel, fabricado en Estados Unidos por Cessna, admite ocho pasajeros y dos pilotos y su bodega está preparada para abultados equipajes y hasta tablas de surf y esquíes.
En Europa hay aproximadamente unos 300 aeropuertos comerciales y al mismo tiempo hay más de 3.000 aeropuertos solo para jets privados, lo que indica el auge de la aviación privada en un momento difícil para la aviación comercial muy castigada por la situación creada tras la aparición del covid-19.
Alimentados por esos ejecutivos que se recorren medio continente por una reunión de trabajo, estos aerotaxis les permiten ganar tiempo. «En este momento, si tú tienes una reunión en Praga y solo un vuelo al día, tiene que coincidir todo muy bien porque, en realidad, ahora apenas hay vuelos a ningún sitio. Entonces, para gente que se lo pueda permitir, obviamente, los vuelos privados son una alternativa para viajar. Digamos que por eso está creciendo la aviación privada».
¿Y qué tarifas se manejan? No da precios, pero asegura que dependiendo del destino para alguien que vuela habitualmente en clase business «si el aerotaxi va lleno, no va a pagar mucho más». Tampoco se decide a facilitar cifras de lo que podría costar aproximadamente un fin de semana de hotel de lujo, restaurante “Michelin” y traslado en uno de esos Mercedes de ensueño. «Los trayectos y los restaurantes tienen precio estándar, pero los hoteles varían. Los buenos hoteles en este momento son mucho más asequibles que cualquier otro año. Por ejemplo, estos meses en algunos está habiendo ofertas para la clientela local», responde.
Un servicio estrella de Basque Luxury: la flota de vehículos de lujo con sus respectivos conductores. Fotografía: Alex Abril
Los ricos también lloran. Confinamientos, cierres perimetrales, fronterizos, toques de queda, restricciones de horarios; obligada bajada de persianas en hoteles, restaurantes, bares, control de aforo en las tiendas, cuarentenas, pruebas PCR negativas para volar... malos tiempos para desplazamientos y diversiones lejanas en un momento complicado a escala mundial.
De otras crisis, el sector del lujo ha salido indemne; incluso en 2008 capeó el temporal. Acostumbrado a sortearlas como si no fueran con él, el segmento premium está probablemente más abierto que nunca porque esa exclusividad a la que únicamente accedían las clases altas tiene cada vez más aspirantes de otras capas de la sociedad, pongamos la llamada clase media, dispuesta a permitirse un capricho de vez en cuando. Ocurre que esos caprichos en muchas ocasiones están relacionados con los viajes y en estos tiempos, incluso con aviones privados, las normas son las que son. «La pandemia va a ser el mayor revés que va a sufrir nuestra sociedad. Sí que es verdad que en las grandes crisis el sector del lujo se suele salvar más que el resto. Pero esta vez está afectando a todos, no de la misma forma, pero a todos. No está siendo un buen momento para nadie, igual para los supermercados que se benefician un poco más y las farmacéuticas».
Al abrigo del boom turístico, con muchos establecimientos incluso de nueva creación, ¿cuál es la percepción desde el mundo del lujo?: «La pandemia ha afectado muchísimo, no solo a nosotros, sobre todo a nuestros clientes, hostelería, hotelería, tiendas, el mundo del viaje que funciona con el turismo. Creo que se les está castigando de forma muy injusta y no se les está dando el reconocimiento que merecen. Son un eje fundamental de nuestra economía y todo nuestro sistema, y no solo afecta a la hostelería sino a todos los sectores que dependen de ella. Son miles de puestos de trabajo. No hablo del sector de lujo, hablo de todo en general. Están venga hablar de ayudas y no están llegando. Los que tengan más músculo podrán subsistir y los que no, no», concluye.