Jone Buruzko
IRUDITAN

Un elefante se balanceaba…

Esta cría, de solo tres semanas de edad, recibe atención médica en el Centro de Conservación de Elefantes de Saree, ubicado en la provincia de Aceh, al norte de la isla indonesia de Sumatra. El pequeño paquidermo había quedado atrapado en el barro. Aceh es una de las zonas de Indonesia con mayor población de este legendario animal, una especie amenazada y en peligro de extinción por varias razones, entre ellas el crecimiento poblacional, la expansión agrícola, la deforestación de grandes superficies y la proliferación de plantaciones para la producción de aceite de palma. A los elefantes tampoco les conviene la invasión desenfrenada, que se ha incrementado en las últimas décadas, y ha sucumbido a infraestructuras de nueva creación que modifican el entorno y el hábitat natural.

En Asia, estos animales son un símbolo cultural, e incluso religioso –Ganesham, con cuerpo humano y cabeza de elefante, es uno de los dioses más conocidos del hinduismo–. A nivel mundial, la población de elefantes viviendo en estado salvaje, tanto africanos como asiáticos, se calcula en 500.000 ejemplares. Hace un siglo, solo en África, había unos cinco millones. Los traficantes de marfil también son responsables de ese descenso. En Sumatra hay unos 2.000 ejemplares. El 12 de agosto es el Día Mundial del Elefante, una iniciativa para concienciar sobre la delicada situación de estos grandes mamíferos cuya extinción se ve próxima. Lo dicho, ...sobre la tela de una araña.