Teresa Moleres
SORBURUA

Beneficios de la ortiga

Un artículo inglés contaba hace año y medio que Carlos de Inglaterra se quedó estupefacto al conocer que la firma de tejidos de los modistos Vin and Omi obtiene material a partir de perejil salvaje o cuero vegano con castañas pilongas y que fabrican diversas clases de telas utilizando fibras de ortiga. Luego, el príncipe británico, que desde hace un tiempo incluye en su agenda la preservación del medio ambiente, les ofreció su finca Bio para recolectar esta mala hierba a cambio de que el beneficio revirtiese en ONGs. Así que la plantación de 3.000 ortigas con sus fibras, una vez peinadas y decoloradas, se convierten en telas que terminarán sirviendo para diseñar vestidos en forma de nubes vaporosas.

En realidad los modistos ingleses no han inventado este tejido. Desde vestidos escandinavos de la Edad de Bronce, pasando por los uniformes de la aviación alemana nazi cuando el cotón se agotó, hasta el ejército de Napoleón, entre otros, han utilizado fibras de ortiga para producir tejidos.

La ortiga tiene mala fama ya que es conocida como una mala hierba invasiva y urticante, factores que sin embargo no logran ocultar sus enormes propiedades. Y es que la ortiga también es un tesoro que contiene minerales, calcio, cloro, magnesio, manganeso, potasio, azufre, zinc, silicio y hierro; vitaminas como B2, B5, B9, K, C y Protovitamina A; oligoelementos y clorofila. Desde tiempos muy antiguos, la ortiga se ha utilizado en medicina natural para diversos fines: como diurético y depurativo; para prevenir la formación de cálculos renales; en carencias de hierro; contra los dolores reumáticos y artríticos; pero sobre todo en el tratamiento de dermatosis tenaces como el acné y la psoriasis. También es cicatrizante.

Posee más cualidades, por eso en el huerto y jardín se utiliza para enriquecer el suelo y preparar el purín de ortiga. Este purín es un abono natural para el cuidado y tratamiento de las plantas y tiene la ventaja de ser barato, ya que solo se necesita un pulverizador para su aplicación. En el cultivo de tomates se coloca en el fondo del hoyo de plantación un manojo de ortigas para mejorar su producción. Volviendo a Vin and Omi, durante el confinamiento reorientaron su trabajo fabricando ocho mil mascarillas gratuitas. En fin, que se declaran «casi monárquicos».