Mikel Insausti
Crítico cinematográfico
CINE

«Edge of the World»

El cine de aventuras clásico sigue presente a través de las películas de otras décadas que copan la programación de los canales televisivos en abierto, por lo que no debería extrañar tanto que una producción actual intente recrear los ambientes históricos que todavía en el siglo XIX se vivían con personajes legendarios, ya fueran soldados o marineros. Uno de ellos fue Sir James Brooke, inspirador de obras literarias y cinematográficas, aunque nunca de un biopic sobre sus verdaderas andanzas. “Edge of the World” (2021) es el sueño del productor Rob Allyn hecho realidad, tras años luchando por poner en pie este exótico proyecto, finalmente rodado en escenarios naturales de Malasia, para lo que ha necesitado de una coproducción entre EEUU, Gran Bretaña, China y compañías locales malayas. Por fin James Brooke ya tiene su primera película en exclusiva, que la distribuidora Alfa Pictures estrenará el último viernes de agosto con el título en la versión doblada de “El rey del fin del mundo”.

Como el propio Rob Allyn se ha encargado de escribir el guion, queda claro que “Edge of the World” es una película de productor, motivo por el que para la realización ha pensado en un nombre poco conocido. Esto explica que se trate del segundo largometraje de Michael Haussman, que antes solamente había dirigido para la pantalla grande “El enemigo está dentro” (2004), un thriller protagonizado por Val Kilmer, Neve Campbell, Sam Shepard y Faye Dunaway. Por lo demás se ha dedicado de lleno a hacer videoclips musicales, especialidad en la que es más solicitado, habiendo trabajado para artistas internacionales como Madonna, Britney Spears, Juntis Timberlake, Chris Cornell, Richard Marx, Shakira, Alejandro Sanz, Mylène Farmer o Rita Ora.

En el plano actoral dar vida en la ficción a la figura histórica de James Brooke supone toda una reivindicación para el actor irlandés Jonathan Rhys Meyers, que de un tiempo a esta parte no ha contado con grandes ofertas profesionales. El problema es que el coprotagónico Dominc Monaghan hace una arrolladora caracterización y le roba no pocos planos. El grueso del reparto lo componen rostros nativos reclutados en el sudeste asiático.

A nivel estelar no creo que desmerezcan de los míticos actores que protagonizaron aquellos clásicos del cine de aventuras inspirados en la figura de Brooke, y así a partir de la novela de Rudyard Kipling surgió la película de John Huston “El hombre que pudo reinar” (1975), con Michael Caine y Sean Connery al frente. O de la novela de Joseph Conrad extrajo Richard Brooks “Lord Jim” (1965), para mayor gloria de Peter O’Toole. Emilio Salgari también incorporó el mismo referente a su ciclo literario de “Sandokán”, y fue Umberto Lenzi quien adaptó su tercera novela en “Los piratas de Malasia” (1964), protagonizada por el musculoso Steve Reeves, todo un icono del género peplum.

El auténtico James Brooke pertenecía al Ejército británico de Bengala, pero navegó a Borneo y llegó a hacerse con un barco propio. En 1939 aquellas islas estaban bajo el control del sultanato de Brunei. Se puso al servicio del sultán, dándole apoyo militar y sofocando una rebelión. El caos administrativo en la zona era tal que el extranjero acabó por crear su propio reino, coronándose como el Rajá blanco de Sarawak. La dinastía de los rajás blancos en Sarawak se extendió a tres generaciones de la familia Brooke durante un siglo.

A pesar de que Sir James tuvo descendencia, lo cierto es que prefería la compañía masculina, preferentemente joven, siendo su amante más asiduo el príncipe nativo Badruddin. Pero gracias a la riqueza minera del antimonio, el Imperio supo recompensarle y la Reina Victoria le nombró gobernador de la colonia de Labuan.

La película refleja el dilema personal de Brooke entre civilización y vida salvaje en la selva, muy al estilo de Francis Ford Coppola en “Apocalypse Now” (1979).