Teresa Moleres
SORBURUA

Un poco de «sadismo»

En la lucha contra pulgones y limacos contamos, en el caso de combatir los pulgones, con insecticidas a base de aceites refinados y poco agresivos para los vegetales de hoja. Actúan por asfixia bloqueando los órganos de respiración de los insectos, que son unos orificios pequeñitos repartidos por su cuerpo. Destruyen las cochinillas de invierno, los huevos depositados sobre la corteza de árboles y arbustos, además de pulgones, psilidos y ácaros. Pueden ser aceites de origen vegetal a base de aceite de colza utilizada en la agricultura biológica.

Hay soluciones caseras, ya que los posos del café alejan los pulgones de los rosales y eliminan las hormigas del interior de la casa o del campo. Incluso los gatos se quedan tranquilos y no trepan por los tiestos de las plantas de interior. Pisan los posos, se lamen las patas y les repele su gusto.

Otra lucha encarnizada para proteger nuestros vegetales es contra los limacos. Contamos con trucos, algunos muy conocidos, como la mitad de un vaso lleno de cerveza, colocado cerca de la planta a proteger y a cambiar cada 2 ó 3 días. Otro consiste en poner dos cucharadas de harina de maíz en un tarro cerca de los limacos: la harina les infla el estómago y los mata.

Se puede formar una barrera de sal salpicando un camino por donde pasean los limacos. Además, con las cáscaras de huevos machacadas se puede formar otra barrera difícil de franquear; espolvorear alrededor de las plantas jóvenes. Hay algunas plantas repulsivas para los limacos como jengibre, ajo, cebolleta, menta, endivias y algunas otras. Pero habrá que investigar cuál es la peor para el gusto de nuestros limacos invasores.

A los sapos les encantan los limacos, dadles un hábitat resguardado y a media sombra. Al erizo, otro depredador eficaz, hay que aportarle ramas y hojas muertas para que pueda hacer su nido. El carabus, un escarabajo grande, es otro enemigo natural de los limacos. Si no los encontramos, se pueden comprar en forma de larvas en tiendas especializadas, para después, a comienzos de primavera, introducirlos en el jardín o en la huerta.

Dejo para el final los pájaros, a los que les gustan especialmente los limacos en su menú: petirrojos, trepador azul, paros y arrendajos, sin olvidar los patos.