Iñigo Garcia Odiaga
Arquitecto
ARQUITECTURA

Bajo el mismo techo

El centro comunitario de Yong'an, una zona rural y montañosa de China, es un proyecto colaborativo a todos los niveles, incluso sus diseñadores tuvieron que colaborar, ya que es un producto diseñado por estudiantes de la Universidad de Tongji de Shenzhen en colaboración con el estudio de arquitectura Archi-Union.

Desde esta premisa colaborativa, el edificio se inspiró en las estructuras locales y fue resuelto con la participación de los residentes en su proceso de construcción. Sus gruesos muros de tierra apisonada construyen un complejo en torno a un amplio patio que ofrece un espacio de reunión y residencia en la zona alta del pueblo de Yong'an, por razones topográficas y de acceso, la más aislada.

El Centro Comunitario de Yong'an forma parte de un programa de bienestar social financiado por la Universidad de Tongji y dirigido por Philip F. Yuan, director del estudio de arquitectura Archi-Union, con sede en Shanghai. En esta ocasión Archi-Union trabajó con la Universidad de Tongji para crear este centro comunitario debido a que los habitantes de esta zona montañosa a menudo sufren la inaccesibilidad al transporte y viven en circunstancias difíciles. La mayoría no tiene más espacio para relacionarse que su espacio de trabajo, por lo que la construcción de un centro comunitario para la aldea se convirtió en el principal objetivo de la actividad de los voluntarios.

El edificio principal, rodeado de muros de piedra, se encuentra en el norte del emplazamiento, resolviendo allí un bloque de aseos más pequeño, en el lado opuesto del gran patio de reunión. Todos estos muros se construyeron con técnicas locales de tierra apisonada, y fueron en gran medida levantados con la característica piedra arenisca roja que se encuentra cerca del lugar, y que da color al resto de edificaciones de la aldea.

Una serie de sencillas puertas de madera, a modo de filtro, permiten que el edificio principal se abra casi por completo al patio central. En la fachada contraria, una alargada ventana en sentido horizontal, como si fuese la boca de un buzón, ubicada en la esquina noroeste enmarca las vistas hacia el pueblo. Con esta doble apertura, en fachadas opuestas, se garantiza una ventilación cruzada que aumenta el confort de los espacios interiores.

Pero tal vez el elemento más destacado del proyecto sea su expresiva cubierta: un amplio plano curvado y envolvente inspirado en la silueta de las cadenas montañosas circundantes. El tejado curvo, con una estudiada y delicada estructura de acero, contrasta con las toscas estructuras de tierra apisonada construidas tradicionalmente. Si una requiere de la utilización de métodos de diseño paramétrico, la otra únicamente necesita de la pericia de los albañiles tradicionales del lugar. El diseño asistido por ordenador fue clave para crear esa geometría en arco ondulada alrededor del patio y así minimizar el uso de componentes no estandarizados de acero, reduciendo por lo tanto el coste y facilitando la construcción. El revestimiento de esta cubierta sinuosa vuelve a hacer un guiño a los materiales locales, huyendo de las láminas metálicas o las membranas plásticas, para envolverse con la misma teja que el resto de las edificaciones de la aldea.

Construir comunidad. Este techo alberga lo que el equipo describe como un “corredor flotante”, un pasillo amplio, una zona de asientos cubiertos que ofrece un área de estancia, de conversación informal, preparada para ver espectáculos o simplemente disfrutar de las amplias vistas del paisaje del valle circundante. Este pasillo se convirtió en un elemento continuo pero fluido que mantenía unidos los espacios, y que gracias a la variabilidad de su altura permite acomodar la baja altura de la zona de acceso, formalizando de ese modo un punto de partida que termina al encontrarse con la ladera de la montaña.

Aunque el proyecto apueste por dotar de una funcionalidad rigurosa a todos los espacios interiores, por otro lado intenta maximizar el espacio público abierto en la medida de lo posible. Ese patio, sorprendentemente, se ha convertido en el espacio público del pueblo por excelencia y allí se celebran desde las bodas hasta los funerales de sus habitantes. Por supuesto es punto de encuentro y de socialización diaria, siendo por lo tanto el espacio común, el lugar de lo colectivo, allí donde todos bajo un mismo techo se reúnen para apoyarse y construir la comunidad.