IKER FIDALGO
PANORAMIKA

Razón de ser

El arte no se ve, simplemente sucede. Existe porque es parte de nuestra vida. Al igual que toda la cultura, es una necesidad que no admite duda. Carecería de razón de ser, cuestionarnos por qué escribimos, leemos, cantamos o hacemos cine. Todo esto son construcciones de relatos, en el sentido más amplio de la palabra, que acompañan nuestro día a día. Ha pasado mucho tiempo desde que las disciplinas dejaron de marcar el estatus de los resultados y las grandes artes como la pintura y la escultura, se fundieron con otras formas de hacer. El arte surge de la conexión de todos estos elementos y nos brinda una ventana hacia lugares diferentes. El arte no siempre es renovador, novedoso o rompedor, algunas cosas van y vienen y otras siempre están, pero no por ello deja de ser menos valioso. Todo forma parte de un paisaje que se despliega y que nos invita a tomar parte. Espera a que participemos activamente y que terminemos de rellenar aquellos huecos que quedan vacíos hasta completar el puzzle. El mundo es un lugar difícil y el arte nos ayuda a habitarlo.

El 18 de diciembre, fruto de la colaboración del Museo San Telmo de Donostia con el XIII Circuito de música contemporánea Musikagelak, surge la propuesta “Extensión Sonora” que podrá visitarse hasta el día 23 de este mes. Musikagelak es un festival que se extiende entre Donostia, Bilbo, Gasteiz e Iruñea, hasta mediados de febrero. Detrás de esta propuesta expositiva está el músico Bertrand Chavarria-Aldrete (Lyon, 1978). Siguiendo una línea de trabajo que lleva desarrollando en los últimos años, “Extensión Sonora” se entiende como una gran instalación que dialoga entre lo plástico y lo sonoro. Lo visual funciona como punto de partida para la creación de piezas musicales que surgen de manera complementaria y que conviven y forman parte de la experiencia que cada una de las obras brinda al público. Dos esculturas de San Sebastián, de origen desconocido, un trabajo de Txomin Badiola, una pieza de la escultora Elena Mendizabal y un óleo de Antonio Ortiz de Echagüe son los elementos protagonistas. A partir de ellos surgen estas composiciones que se entienden como “extensiones” y se desprenden de cada uno de los trabajos. Una manera de evocar otras relaciones y otros espacios de entendimiento. El espacio visual y el evocado por la música, lo visual y lo auditivo conjugado para una nueva experiencia.

“Azken izotza/El último hielo” es el título de la exposición presentada por la Galería Altxerri de Donostia el pasado 20 de diciembre. Hasta el 28 de enero podremos asomarnos por uno de los proyectos más recientes del pintor Jesus Mari Lazkano (Bergara, 1960). Lazkano es sin lugar a dudas, uno de los artistas más relevantes de su generación. Su pintura, realizada con una técnica impecable y caracterizada por un realismo sobrecogedor, es capaz de plasmar paisajes, arquitecturas y atmósferas que van más allá de una mera representación perfeccionista. Sus cuadros, realizados en varios tamaños pero con una amplia experiencia en el gran formato, transmiten la quietud de la contemplación pero también la oportunidad de enfrentarnos a visiones sobrecogedoras que se comparten con el silencio de quien mira atentamente. El título de la exposición coloca la lupa sobre un paisaje que desaparece. El deshielo causado por el calentamiento global parece ser, aunque preocupante, un suceso que aún no nos resulta familiar o cercano. Sin embargo, la urgencia por las consecuencias está ya presente en nuestra vida y cada vez más notaremos sus efectos. Más de una veintena de obras entre las que se combina el acrílico y el dibujo, nos acercan a una serie de imágenes dominadas por una paleta plagada de azules, grises y blancos. Montañas heladas, bloques que se derriten nos confrontan con una realidad sin remedio. Quizás la parte más dura de la visita sea pensar que algunos de los paisajes que el pintor nos presenta, nunca volverán a existir.