Imaginar otra realidad
El arte es un reto. El artículo de hoy realiza un foco en una exposición que se inauguró en noviembre en Alhóndiga de Bilbo. “Ciencia fricción. Vida entre especies compañeras” parte de una colaboración entre el CCCB de Barcelona y el centro bilbaino para crear una coproducción que podrá visitarse hasta el día 26. El proyecto, que pudo ser visitado en Barcelona en 2021, está comisariado por María Ptqk (Bilbo, 1976). El punto de partida es un acercamiento a los últimos avances en biología y en ciencias ambientales que indican que toda la vida que puebla nuestro planeta es interdependiente. Se pone en pie una demanda hacia un cambio de paradigma desde la crítica a la manera antropocentrista, mediante la cual estructuramos la relación con nuestro entorno y el resto de especies con las que convivimos.
Para eso, la comisaria parte de las teorías de la bióloga Lynn Margulis y la bióloga y filósofa Dona Harraway planteando un recorrido por diferentes obras y proyectos que realizan una operación para tratar un futuro que abandone la dominación jerárquica del ser humano. La muestra, que tiene lugar en Lantegia 1, expande su potencia narrativa hacia varios ámbitos. Un ejercicio de imaginación que sirve como un campo de pruebas para proyectar otras perspectivas desde las que concebir nuestra existencia.
Una animación de una pintura realizada por Soshanah Dubiner nos recibe nada más entrar en la sala, con la potencia de un mundo onírico basado en la simbiosis entre bacterias y protozoos. En un segundo vistazo, nos encontramos con la instalación “Lady Musgrave Reef” a cargo de Petra Maitz. La pieza se compone principalmente por dos grandes mesas que albergan una colección de esculturas realizadas en ganchillo basadas en los corales y su forma de vida. Cabe destacar la participación de la artista bilbaina Susana Talayero. “Viaje a Surinam (Flos pavonis)” es un desborde de los límites de la pintura en el que texturas, colores y materiales conviven, se superponen y habitan el espacio expositivo. La potencia cromática, las formas y tensiones entre los elementos y la gestualidad de su ejecución, es uno de los puntos fuertes del recorrido.
Desde un planteamiento completamente diferente, Gustafsson & Haapoja desarrollan en “The Museum of the History of Cattle” un recorrido histórico que repasa la relación entre los seres humanos y la domesticación de las vacas y los bueyes. Sin embargo, quienes escriben esta historia son los bovinos y es el ser humano quien se convierte en el objeto de observación. Este cambio de mirada reescribe la historia de esta unión y conquista la voz del relato.
Por otro lado, “Ecosystem of Excess” parte de la “isla de la basura” del Pacífico Norte, uno de los lugares de mayor acumulación de microplásticos en los océanos, para crear las nuevas especies que podrían surgir por convivencia entre los residuos y la biodiversidad de la zona. Un bestiario mutante que se nos presenta entre urnas y fichas científicas en las paredes de la sala. “Octopi Wall Street”, de Marley Jarvis, Laurel Hiebert y Kira Treibergs, y “The Posthuman Protest (2018-2019), de Ernesto Casero, especulan sobre la protesta social como un lugar en el que los invertebrados, las rocas o las plantas protagonizan movimientos políticos y luchas sociales por la consecución de un planeta no basado en el ser humano y en la cadena de explotación de recursos. Todas estas piezas, junto con muchas otras, despliegan la base teórica de la muestra, que cuenta además con un nutrido programa público paralelo. A las visitas guiadas y las actividades habituales se le suma un ciclo de podcast en torno a varios temas como los bosques del Pirineo Navarro, el trabajo de las lupuleras o el reino Fungi. La exposición es capaz de encontrar un equilibrio nada fácil. La planificación espacial y museográfica se conjuga con los postulados teóricos y la presencia del arte para componer un equilibrio entre lo divulgativo y lo artístico.