Miren Artetxe
LITERATURA

El abismo de la identidad

Segunda novela de Pauline Delabray-Allard (1988), tras su aclamada “Voy a hablar de Sarah”, finalista del Goncourt 2018. Si en su debut literario la autora francesa narraba el descubrimiento de un amor pasional e insospechado entre dos mujeres, en “La hija” (“Qui sait”, Gallimard, 2022) nos habla de la identidad, sus abismos y sus luces, siguiendo la historia de una mujer joven que, tras vivir una experiencia traumática, intenta entender quién es y dónde se sitúa; que hace explotar sus múltiples identidades para encontrar su propia identidad y empezar de nuevo. En ambas, resuena la poesía.

La protagonista de esta magnética y bellísima novela -nada trágica, a pesar de lo que la sinopsis pueda dar a entender- es Pauline, una mujer de treinta años. Está embarazada y, por primera vez, va a hacerse el carnet de identidad. Descubre entonces, o recuerda, que tras su nombre de pila figuran los de tres desconocidos: Jeanne, Jérôme e Ysé. ¿Quiénes son? ¿Por qué se los pusieron al nacer? En su familia nunca se habla del pasado o de lo íntimo, y está prohibido preguntar. Sin embargo, al dar a luz, un terrible suceso la deja a la deriva; y para sobrevivir a la devastación, inicia una obsesiva investigación encaminada a perseguir el rastro de estos tres «fantasmas» que escoltan su existencia.

Así, sin rumbo cierto -«¿Cómo actuar cuando no se ha aprendido a hacer preguntas? ¿O cuando, justamente, se ha aprendido a no hacerlas?»-, se embarca en un viaje alucinado y alucinante por las callejuelas tunecinas de Susa; se adentra en el París de los años 80, en esos rincones icónicos que configuraban el universo supuestamente sospechoso de los homosexuales de la época, «jóvenes que adoraban vivir y que murieron porque les gustaba vivir»; se aleja de todo y todos, de su compañera sentimental, “ella”; de su padre, su madre, su hermano, su hermana (ninguno parece tener nombre); y se encierra en una casa de la campiña francesa para intentar desentrañar el misterio de Ysé.

Jeanne, Jérôme, Ysé. Tres nombres que se convierten en el motivo de las tres preguntas que marcan la trama de la novela: qué puedo saber, qué debo hacer, qué puedo esperar, tres preguntas fundamentales del pensamiento de Kant. «Siempre me guía una pregunta. Si para ‘Voy a hablar de Sarah’ fue si podemos sobrevivir a la pasión, para ‘La hija’ son preguntas existenciales que vienen del pensamiento de Kant», reconoce Delabroy-Allard, quien adelanta que ya tiene en marcha su tercera novela, «más divertida y menos profunda» que esta.