Iker Fidalgo
PANORAMIKA

Hacer visible

Invisible es todo aquello que no podemos ver. Sin embargo, que no lo veamos no quiere decir que no sea parte de la realidad. Confiamos en la existencia de cosas que suceden a una escala tan grande o tan pequeña que jamás podremos comprobarlo con nuestros ojos. El ser humano ha pretendido siempre ser capaz de comprobar, mediante su propia mirada, los movimientos más lejanos de nuestro universo o la manera en la que los microorganismos se relacionan. Ser visible parece una condición indispensable para pertenecer al mundo que habitamos. De hecho, la invisibilidad es una de las herramientas que el poder utiliza para borrar de la existencia aquello que pudiera ser contrario a sus ideas. Si no se puede ver, no se torna real y por tanto no supone una amenaza para todo lo establecido.

En la cultura, la visibilidad se ha transformado en una moneda de cambio. Una zanahoria sujetada por el palo de la precariedad y que promete a artistas y creadoras llegar a muchos más escaparates a cambio de trabajo gratuito. Es por eso que conviene entender, como público, no solo los contenidos a los que accedemos, sino el carácter de los proyectos, espacios, iniciativas y programas a los que acudimos. De esta manera, nuestro papel en el mundo de la cultura asume una condición activa capaz de alzar la voz desde la posición que le corresponde.

El Centro Cultural Montehermoso inauguró a finales del mes pasado la muestra correspondiente al certamen Arte Vital de este 2023. Un concurso impulsado por la Fundación Vital y que tiene como objetivo impulsar el sector cultural alavés. La convocatoria invita a creadores y creadoras mayores de 16 años a tomar parte en él, abriendo el abanico de participación a una gran parte del tejido artístico de la provincia. En esta edición han sido más de 150 las piezas participantes, de las cuales han resultado ganadoras cuatro. Los trabajos firmados por Jesús Armando Ramírez, Alejandra Bueno de Santiago, Miguel Alfredo Hernández ‘Zirika’ y Natalia Albéniz se erigen como protagonistas de una exposición en la que conviven con una selección de casi cincuenta trabajos junto con una selección de algunos de la edición del pasado 2022. El contenido de la propuesta es muy ecléctico, pues en ella se dan cita diferentes generaciones, niveles de profesionalidad, disciplinas y técnicas.

Por otro lado, este totum revolutum nos permite asomarnos a la frescura creativa y a la convivencia generacional en el territorio, sin filtros, discursos comisariales o líneas narrativas. Una manera muy cruda de enfrentarnos al contenido, pero que nos permite tomar la temperatura al presente y al futuro de la creación artística alavesa. Piezas creadas desde el dibujo, la escultura, la fotografía, el collage o la instalacion escultórica, pueden verse hasta el día 22 de octubre en la primera planta del centro gasteiztarra.