Beñat Zaldua
Edukien erredakzio burua / jefe de redacción de contenidos
ELECCIONES MUNICIPALES Y FORALES

28M, el día en el que EH Bildu emergió como alternativa real

Maddalen Iriarte (EH Bildu), depositando su voto en las elecciones municipales y a Juntas Generales que se celebraron el 28 de mayo.
Maddalen Iriarte (EH Bildu), depositando su voto en las elecciones municipales y a Juntas Generales que se celebraron el 28 de mayo. (Idoia Zabaleta | FOKU)

No sabemos si EH Bildu llegará algún día a gobernar Nafarroa o la CAV, pero si lo hace, las elecciones municipales y forales del 28 de mayo de 2023 serán probablemente señaladas como un hito en ese camino. En toda Hego Euskal Herria, la izquierda soberanista logró casi 350.000 votos, sumando 30.000 más que cuatro años antes y convirtiéndose en la principal fuerza municipalista del país.

La comparación con la mayoría de fuerzas, en franco retroceso, hizo brillar todavía más el alza de EH Bildu. El descalabro de los jeltzales no fue inocuo. Los 85.250 votos perdidos activaron en Sabin Etxea una alerta que acabó detonando varios meses después, con la decisión de quitarse de encima a Iñigo Urkullu para las elecciones autonómicas de 2024. Geroa Bai siguió el mismo camino en Nafarroa, perdiendo 14.421 votos. En 2019, la suma de PNV y Geroa Bai aventajó en 175.000 votos a EH Bildu. Este año ese colchón se redujo a solo 45.000 votos.

Pese a su triunfalismo habitual, las sucursales vascas del PSOE también perdieron 28.683 votos, aunque lograron retener la presidencia de Nafarroa y aumentaron sus acciones para negociar con el PNV en la CAV, al caer menos que sus socios. Peor fue el balance para Podemos, que se dejó 37.000 votos por el camino.

Los resultados dibujan un escenario que, de confirmarse, puede convertir en insuficiente la coalición entre PNV y PSE en la CAV. EH Bildu se impuso con solvencia en Gipuzkoa, así como en plazas como Gasteiz y Durango. Solo la alianza oportunista entre PNV, PSE y PP pudo descabalgar al independentismo del poder de estas instituciones. Es una tendencia insostenible para los jeltzales a largo plazo, más teniendo en cuenta el esquema de acuerdos que se va imponiendo en Nafarroa, donde el freno a UPN pivota, cada vez con mayor claridad, sobre la entente entre EH Bildu y el PSN. La moción de Iruñea es un paso de gigante en esta configuración. Está por ver hasta dónde llega este auge de la izquierda independentista, pero su consolidación como alternativa ha cambiado ya el mapa político de Hego Euskal Herria.