Jone Buruzko
IRUDITAN

Sobre todo, imaginación y ganas

(Fadel Senna AFP)

En el ecuador del Carnaval, todavía hay tiempo de “escarbar” en el armario buscando completar disfraz, cambiar el de ayer o fabricar el de mañana en pro de la diversión. Todo es cuestión de imaginación y, más que nada, de ganas, porque en esta celebración todo vale: desde la indumentaria más sofisticada a la más sencilla. Disfrazarse no es exclusivamente un ritual carnavalesco o una actividad de ikastolas, que también. Lo demuestran cada fin de año en Iruñea, en cientos de carreras populares, en despedidas de solteros y solteras... Por si alguien anda flojo de ideas, quizás pueda encontrar inspiración en esta imagen. Su protagonista luce un atuendo plagado de pequeños detalles, mayoritariamente relacionados con el fútbol y los colores de su bandera. La enseña, como las chapas que luce en su indumentaria, se compone de dos franjas horizontales: el rojo representa la revolución, el verde los recursos agrícolas y con el amarillo de la estrella se completan los tres colores panafricanos. El hombre de arriba, que llora balones y lleva la acreditación en su muñeca derecha, encajaría perfectamente en Tolosa o podría pasearse por cualquiera de los pueblos y ciudades de Euskal Herria estos días inmersos en carnavales. Este aficionado de Burkina Faso se vistió así para presenciar un partido de su selección en la Copa Africana de Naciones (CAN), cuya final por cierto es esta noche en Abiyán, la capital de Costa de Marfil.