Laura Díez
PANORAMIKA

Expresiones

Una retrospectiva de la artista austriaca Martha Jungwirth, con más de sesenta pinturas y dibujos, se puede ver en el Museo Guggenheim hasta el próximo 22 de septiembre.
Una retrospectiva de la artista austriaca Martha Jungwirth, con más de sesenta pinturas y dibujos, se puede ver en el Museo Guggenheim hasta el próximo 22 de septiembre. (Oskar Matxin Edesa | FOKU)

La pintura posibilita ser transmisora del gesto y las energías del momento preciso en el que es realizada. Un trabajo liderado por la espontaneidad y el dinamismo, y guiado por el uso del color. Las decisiones se van tomando en función del proceso, entre lo consciente y lo inconsciente, midiendo la distribución de los vacíos, los pesos y las fuerzas, siempre al servicio de las emociones.

El pasado 7 de junio se inauguró la exposición de Martha Jungwirth (Viena, 1940) “La fuerza del color”, en el Museo Guggenheim de Bilbo, y se podrá visitar hasta el 22 de septiembre. Jungwirth presenta una colección que refleja su evolución artística y su profundo entendimiento de la pintura como medio de expresión. Las obras expuestas destacan por su vibrante paleta de colores y la energía dinámica de sus composiciones, que combinan elementos abstractos con referencias sutiles a la figura humana, a los animales o al paisaje. A través de un ejercicio personal muy visceral y transparente, algunas de sus pinturas nos pueden remitir al arte rupestre.

Su técnica involucra el uso de grandes pinceladas y capas de color que se superponen y se entrelazan para explorar temas como la naturaleza, la percepción y la experiencia sensorial. Ofrece una visión única que combina intuición, libertad creativa y una profunda conexión con los materiales y el acto de pintar. Los tiempos y las pausas son importantes para crear constelaciones rítmicas y abiertas, cada una con su propio movimiento interno, como la propia artista explica. A lo largo de su carrera ha experimentado con la acuarela y recientemente está empleando el óleo; le interesa pensar en aquello que conecta lo líquido con lo denso, algunas piezas contienen un gesto mínimo mientras otras están saturadas de capas y trazos.

La paleta predominante abarca toda una gama de granates, carmines, violetas, verdes y amarillos ,y los soportes varían en color y textura, empleando en ocasiones papeles artesanales. Jungwirth se refiere a su obra como una especie de diario, un registro creativo que se nutre de las vivencias y referentes que le rodean.

Una de las series de la exposición se titula “Australidelfos” y está dedicada a los mamíferos marsupiales australianos, en referencia a los incendios forestales que en los últimos años ha sufrido Australia. La artista usa este ejemplo para hablar sobre el cambio climático y la vulnerabilidad del planeta. En la última sala podemos ver referencias a la historia del arte, por medio de versiones de la obra de Francisco de Goya y Édouard Manet, artistas revolucionarios e innovadores en sus correspondientes momentos históricos. A lo largo del recorrido, la obra de Martha Jungwirth nos invita a sumergirnos en un mundo de color, forma y emoción.