El Barça gana una Liga en la que ya no tiene ningún rival
El equipo blaugrana ha vencido en 147 de sus últimos 150 partidos ligueros.
El Barcelona se apuntaba ayer su quinta Liga consecutiva, y además por tercera vez (ya lo hizo entre 1987-88 y 1991-92, y luego entre 1995-96 y 1999-2000). Es el único club que lo ha conseguido desde los inicios de la máxima categoría, fechados en la temporada 1958-59. Pero nunca lo había logrado con tanta facilidad. En estas cinco últimas Ligas el Barça ha ganado 147 de los 150 partidos disputados, sumando 294 de los 300 puntos posibles.
El último partido lo había perdido el 18 de mayo de 2013, ante Naturhouse, con la Liga decidida (33-31). Un año antes, el 12 de mayo de 2012, cedía su último partido liguero en casa, ante el Atlético de Madrid (29-30) en un final muy apurado, pues ambos empataban a 56 puntos con ese resultado, aunque el average favorecía al equipo blaugrana tras haber ganado 23-25 en Madrid. La tercera derrota, intrascendente también, fue el 26 de abril de 2011, en Ciudad Real (30-27).
Y ese dominio abrumador, además del poderío económico que le proporciona el paraguas de uno de los clubes de fútbol más poderosos del mundo, no le garantiza que pueda retener al que puede ser considerado como el jugador más decisivo de los últimos años, el central-lateral francés Nikola Karabatic, al que todos los indicios sitúan la próxima temporada en el PSG francés, seducido por los petrodólares, para tratar de reflotar un equipo hecho a base de talonario pero que no acaba de ofrecer los resultados apetecidos.
Del Barcelona hacia atrás, la Liga Asobal se ha convertido en un caladero para surtir de buenos jugadores a otras Ligas europeas, con la francesa como principal destino, aunque hay otros muchos en la Bundesliga alemana, Hungría, Polonia, Macedonia, Portugal... La Liga Asobal, que en la década de los 90 subió como la espuma apoyada principalmente en las importantes subvenciones oficiales que recibían sus clubes, aunque sin tener ni fomentar adecuadamente el crecimiento de sus bases sociales, se ha venido abajo con la crisis económica y el recorte de las ayudas, y el futuro que le espera no es halagüeño, porque se ha producido un cambio de ciclo que cambiará su fisonomía durante muchos años.
Donde antes se importaba a los mejores jugadores del mundo, ahora ya es imposible frenar la desbandada. Entonces el desmoronamiento del bloque del Este, junto a la norma que no permitía más que un extranjero por club en la Bundesliga, propició que en los años 90 muchos de los mejores jugadores yugoslavos, rusos, rumanos, suecos, islandeses o daneses recalaran en la Liga Asobal. Y ahora se está produciendo el flujo contrario.
La Bundesliga acapara a la elite mundial, junto a algunos clubes centroeuropeos con mucho dinero, y la paciente labor en el deporte francés para garantizar competiciones saneadas, a base de controlar los presupuestos y castigar duramente a los infractores, sin importar que las Ligas las jueguen 10, 12 o 14 clubes, ha dado sus frutos, y ahora le permite atraer a un gran número de buenos jugadores de diversas procedencias, muchos de ellos escarmentados por las promesas incumplidas –un clásico en la Liga Asobal–, y satisfechos con tener garantías de pago.
Naturhouse, el subcampeón liguero, perderá a cuatro o cinco de sus mejores jugadores sin poder ni siquiera tratar de retenerlos (Jiménez, Petrus, Rodríguez, Fernández...), y lo mismo le pasará a Granollers (Ruiz) y Anaitasuna, los equipos ya clasificados para jugar en Europa. La parte buena, que cada vez hay más sitio para los jóvenes en las primeras plantillas, por obligación más que por vocación y, eso sí, jugando por amor al arte.