Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

Cae una estafa piramidal en Iruñea creada con millones de euros traídos «en bolsas»

Miguel José Olagüe, que regentaba una asesoría, ha acabado por autoinculparse después de negarse a devolver el dinero que, supuestamente, varios clientes le habían entregado y por el que recibían un interés muy alto. Hay cerca de cuarenta afectados y algunos de ellos le habrían entregado cerca de dos millones de euros. Olagüe ha inculpado a dos personas más, uno de ellos con pasado contrabandista, que asegura que le entregaban dinero negro en bolsas.

Los juzgados de Iruñea investigan una estafa piramidal varias veces mayor que la del «caso Asfi». Al parecer, el timador llegó a recibir más de diez millones de euros de unos cuarenta clientes a cambio de un interés muy alto (incluso superior al 12% en algunos casos). Miguel José Olagüe, presuntamente, invertía ese dinero en inmuebles, acciones y obras de arte. Pero esas inversiones (si es que alguna vez fueron reales) no eran tan lucrativas como para generar tantos intereses y, según ha confesado el Olagüe, tuvo que recurrir al dinero de nuevos clientes para afrontar con los compromisos de pago anteriores. Finalmente, dejó de haber tantos clientes nuevos, la cadena se rompió y el timo piramidal acabó aflorando. Representantes legales de afectados se atreven a cifrar el volumen de dinero estafado en entre 16 y 18 millones de euros.

Unas cuarenta personas reclaman ahora sus inversiones a Olagüe, entre ellos la familia SanMartín Ijurco, que le habría hecho entrega de «un importe aproximado de dos millones de euros», según sostiene el abogado que ahora reclama ese dinero, Eduardo Ruiz de Erenchun. En el testimonio que Olagüe hizo ante la instructora, aseguró que 1.930.000 euros de «los San Martín Ijurco» los recibió en dinero negro.

La forma en la que Olagüe recibía el dinero era más bien pintoresca, si se da credibilidad a su testimonio en sede judicial. Olagüe contaba principalmente con dos captadores de nuevos clientes, que eran Martín Oyarzun y Severiano Oieregi. Ambos atraían a nuevos clientes al despacho del presunto timador. Al cliente le aseguraban que recibiría un interés trimestral del 8% y que después podría recuperar el dinero. En este sentido, por su labor de intermediación Oyarzun y Oieregi cobraban otro 4,5% y 4,25% de interés del dinero que lograban encontrar. Es decir, Olagüe afrontaba un pago de entre 12,25% y el 12,5% por cada inversión de los que un 8% iba para el estafado y el resto para el mediador.

En un momento del interrogatorio, Olagüe afirma que la «operativa» era siempre igual. Oyarzun y Oieregi «venían con una bolsa y decían a nombre de quién se ponía el dinero». El acusado sostiene que él no llegó a quedarse con nada, que todo el dinero se destinó a pagar los enormes intereses comprometidos. Además, asegura que ya no cuenta con patrimonio y dice que también lo destinó a pagar los intereses.

 

Redes de contrabando

Uno de estos intermediarios, Oieregi, aparece ahora también en la lista de denunciantes. Sin embargo, el caso de Oyarzun (que, siempre según el interrogatorio, fue quien inició el negocio con Olagüe) es especial, ya que al parecer no puede tener propiedades a su nombre, debido a que tiene un pasado como contrabandista y «estaba siendo buscando para que satisficiera las responsabilidades económicas» por esos delitos.

Se presume que hay más estafados que los que figuran en la listas de denunciantes, por no poder justificar de dónde han aparecido semejantes cantidades en efectivo. Algunas cifras en negro tienen un origen, más o menos, comprensible. Por ejemplo, uno de los ahora denunciantes lo consiguió en la venta de una plaza de taxi. Otras importantes sumas no tienen, por el momento, explicación. En un momento determinado, Olagüe asegura que «todo el mundo llevaba muy en sigilo» las supuestas inversiones desde su asesoría.

Muchas de las personas que ahora reclaman el dinero (justificado con pagarés precarios) provienen del valle de Ultzama. Y algunos apellidos, no solo el de Oyarzun, se han vinculado históricamente al contrabando. Otros, sin embargo, despiertan otro tipo de sospechas que también han salido en los primeros interrogatorios. En concreto, uno de los clientes que figuran como los que entregaron enormes cantidades en dinero negro tiene una empresa especializada en la obra pública. De confirmarse que el origen de ese dinero en negro está en una contrata pública, el caso podría tener vertientes políticas también.