Arnaitz GORRITI
BALONCESTO

Mikel Motos espera en su tercer año la «continuidad»

Una vez recuperado de las lesiones, las molestias de Urtasun y Grimau le darán minutos en el inicio liguero.

Con solo 22 años, Mikel Motos es uno de los veteranos, por permanencia, de Gipuzkoa Basket. Criado en la cantera del Easo, este escolta de 1,93 metros ya no es un elemento exótico, sino que forma parte de pleno derecho del ecosistema de jugadores de la escuadra donostiarra. Pero su objetivo ya no solo es salir y ofrecer un descanso corto a los compañeros de posición, sino empezar a brillar con luz propia, y como el mismo espera, «espero tener continuidad».

Aunque fue la campaña 2013/14 en la que el sobrino de Teresa Motos –medalla de oro en hockey sobre hierba en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992– pasaba a formar parte de pleno derecho de la plantilla de GBC, en la anterior temporada, cuando defendía los colores del Iraurgi, participó en tres partidos. Su debut llegaba en Badalona, el 29 de setiembre de 2012, de la mano de Sito Alonso. Cuatro minutos en un partido perdido ante la Penya por 89-73, en el que erró su único lanzamiento, cometió una flata, perdió un balón, pero también agarró un rebote y repartió una asistencia.

Tres años largos que, en todo caso, matiza el propio jugador antes de continuar. «Esta es mi tercera temporada, sí, pero entre comillas, porque no he completado ninguna de las dos anteriores: en la primera me lesioné la fascia y en la pasada temporada estuve cinco meses fuera por el quinto metatarsiano. Claro que quiero jugar mejor y aportar más cosas, y siempre he dicho que lo daré todo para hacer lo que me pida Jaume –Ponarnau–, y si puedo aportar más, mucho mejor».

Internacional en categorías inferiores, campeón de Europa u16 en 2009 y bronce u20 en 2013, el salto a profesionales de Mikel Motos llegó pronto, pero su camino no está siendo fácil, y está lejos de los focos. Según Sito Alonso, el donostiarra llegó a estar temporalmente «apartado» del equipo al no terminar de acoplarse al ritmo y sacrificio que le exigía el de Monzón.

«Rehabilitado» a los ojos de su entrenador, los minutos de Mikel Motos –163 en 28 partidos en la campaña 2013/14 y 118 en 11 partidos la pasada temporada– han sido de agobio para el exterior rival, presión defensiva y sacrificar alguna que otra falta para obtener algún balón de más, mientras que su aportación ofensiva quedaba reducido a la mínima expresión. Esta misión de ejercer de «secante» lo ha repetido con Jaume Ponsarnau, pero Motos espera de cara a la inminente campaña que «me pedirá que juegue con más descaro en ataque, aunque básicamente querrá que esté bien y fuerte atrás».

Los 30 minutos de Málaga

Antes de caer lesionado en el quinto metatarsiano de su pie derecho, previo a su calvario de lesiones que lo ha tenido apartado cinco meses, Mikel Motos demostraba ante Unicaja en Málaga que ese descaro pudiera tener razón de ser. Sin Dani Díez ni Grimau –ni Iarochevitch–, el escolta donostiarra jugaba 30 minutos en el Martín Carpena, sumando 10 puntos –su tope anotador hasta la fecha–, 3 rebotes, una asistencia y un robo. GBC caía por 74-59 –después de disputar el partido 38 minutos–, pero el 2 de noviembre de 2014 fue el aviso de que Mikel Motos podía dar más de sí.

«No es una cuestión de reivindicar tu sitio. Cada partido es un mundo y requiere dar cosas diferentes. Me considero un jugador versátil. En aquel partido, además, me salieron bien las cosas, me sentí a gusto y el equipo aguantó. Pero un partido bueno le puede salir a cualquiera, y aunque creo que sí tengo el nivel para estar en la Liga, debo ser más constante», reflexionaba el jugador.

La pretemporada, con las ausencias y molestias de Jordi Grimau y Txemi Urtasun –su principal competencia en el puesto–, ha confirmado las capacidades ofensivas de Motos a partir de la continuidad: 12 puntos al Baskonia en Bergara en 28 minutos y 6 puntos y 11 de valoracón ante Fuenlabrada han sido sus dos mejores encuentros.

«Lo que importa es la temporada, pero me he sentido a gusto y creo que se ha demostrado que puedo aportar cosas cuando tengo minutos. Lo que me falta, creo, es tener continuidad para demostrar que en ataque también soy un chico válido», reseñaba el propio Mikel Motos, que de cara a esta campaña se autoexige «tener más descaro».

«Pero el descaro tiene cosas peligrosas. El descaro tiene que ser controlado y constante, sin ser un ‘cabra loca’, y es lo que estoy trabajando», añade.

En ese sentido, los ejemplos de Txemi Urtasun y Jordi Grimau le sirven de espejo al joven donostiarra. «Txemi y Jordi me ayudan muchísimo. Me estoy fijando sobre todo en Txemi, que es un escolta más puro que Jordi, y realiza un juego muy simpe e inteligente y creo que puedo aprender mucho de él y me ayuda mucho».