Alberto PRADILLA
MADRID
PROCESO DE ELECCIÓN DEL PRESIDENTE ESPAñOL

Sánchez escenifica el diálogo con Iglesias, pero sin soltar a Ciudadanos

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias vuelven a reunirse, pero no se acercan al acuerdo. El líder de Podemos renuncia a ser vicepresidente mientras el del PSOE se aferra a Ciudadanos.

«Todo acuerdo tiene que tener el ‘sí’ de Ciudadanos». Pedro Sánchez no se mueve. El secretario general del PSOE, que ayer se reunió con Pablo Iglesias, dejó claro que haga lo que haga el líder de Podemos no podrá lograr un acuerdo de Gobierno que no incluya a Albert Rivera. Y eso que tanto los morados como los naranjas han insistido en que sus programas son incompatibles y solo ceden en pedir al otro que se abstenga para facilitar la presidencia de Sánchez. El único que no quiere verlo es el principal interesado, que sigue escenificando los pasos para un supuesto acuerdo por el que nadie da un duro y que ha bautizado como «vía 199», por el número de diputados de PSOE, Podemos y Ciudadanos. «Hoy estamos más cerca de un Gobierno del cambio y más lejos de la repetición de las elecciones», argumentó Sánchez. Nada podía apoyar sus palabras más allá del voluntarismo, llegando incluso a asumir que es «prácticamente imposible» un acuerdo tripartito.

Como el juego va de hacer culpable al otro, Iglesias abrió fuego quitándose de en medio y renunciando a ser vicepresidente tal y como venía exigiendo. A finales de enero, antes de la investidura fallida, el líder de Podemos se ofreció como «número dos» en un gobierno «de izquierdas» en el que su concurso era irrenunciable. Ayer, con el aliento de nuevas elecciones soplándole en la nuca, anunció que, si él era el problema, no pujaría por el cargo. Hace dos meses, cuando hizo el ofrecimiento, le sirvió para marcar agenda. Sin embargo, su aspiración de entrar en el Ejecutivo presidido por Sánchez se había convertido en un lastre. Por un lado, le colocaba el estigma de preocuparse solo por los «sillones» y no por las políticas, lo que dañaba su imagen de cara a unas futuras elecciones. Por otra, su figura no es bien vista en Ferraz, donde se han abonado a denunciar su discurso de «odio al PSOE», especialmente desde que hizo mención a los GAL durante la fallida sesión de investidura.

El gesto no supone que Iglesias se aparte de la primera línea. A partir de ahora encabezará la delegación negociadora de Podemos, que hasta ahora estaba en manos de Iñigo Errejón. El líder de Podemos desvinculó la decisión de las disputas internas, pero en los últimos días se había extendido la idea de que uno de los elementos de disputa en la cúpula del partido era qué hacer ante una posible investidura de Sánchez. Liderando el equipo negociador, Iglesias refuerza su poder (casi omnipotente) en la formación, mientras relega al «número dos».

«Él se propuso solo y él se excluye solo», dijo Sánchez, ventilando la oferta de Iglesias. Los puestos, sin embargo, no son el gran problema para llegar a un pacto. El líder del PSOE insiste en que sin Rivera no va a ningún sitio, y eso obliga a que Podemos juege entre eludir el veto explícito y recordar que sus propuestas no casan. La consecuencia práctica es una futura reunión a tres con Sánchez y Rivera. Otra cosa es qué salga de allí. Como viene ocurriendo desde hace más de cien días, cada líder va a los encuentros con una agenda distinta y saca conclusiones completamente diferentes. El objetivo del PSOE es que Iglesias desista y acepte abstenerse, después de admitir que un Ejecutivo con los naranjas no es posible. La intención de Podemos es que Sánchez deje a su aliado y se apunte a un «pacto a la valenciana» que contaría también con Compromís e IU. Vamos, que en realidad nada ha cambiado desde hace 100 días.

Uno de los elementos que más claramente simbolizan las discrepancias es el referéndum en Catalunya. PSOE y Ciudadanos incluyeron en su acuerdo el «no» a la consulta. Podemos defiende que los catalanes puedan votar, aunque propondría el rechazo a la independencia. Como los tres coinciden en su carácter unionista, Sánchez consideró que podían llegar a pactos. Obedece más al deseo que a la realidad. Aunque la Moncloa bien vale una misa y no sería la primera vez que una formación de la izquierda española se desdice de planteamientos democráticos para tocar poder en Madrid. Por ahora, la propuesta es que Xabi Domènech (En Comú Podem) y Miquel Iceta (PSC) puedan acordar una propuesta.

Catalunya no es el único abismo. Sánchez habló de los «aforamientos» y de «paralizar» la Lomce como ejemplos de acuerdo. Y propuso una solución en los asuntos que no se alcanzase pacto: llevarlos al Congreso. Es decir, permitir que el PP ejerza de árbitro. Dicho de otro modo, una «gran coalición» con el aval inicial de Podemos. Mal negocio para Iglesias.

 

El PP no llama a Ferraz mientras marca terreno en la derecha

El Partido Popular no cree que su líder, Mariano Rajoy, deba llamar, por el momento, al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, porque «no ha cambiado nada» tras la reunión de este último con el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Así lo apuntaron ayer a Efe fuentes de la dirección del PP, que no creen que se haya producido hoy ningún cambio «relevante» en la situación después del encuentro entre Sánchez e Iglesias. Rajoy dijo la víspera que esperaría a conocer el resultado de la reunión entre el líder del PSOE y el de Podemos para llamar al secretario general de Ferraz y reiterarle su oferta de un acuerdo de gobierno. Dada la disposición de Sánchez a seguir intentando un acuerdo con Podemos y Ciudadanos, en el PP consideran que Sánchez no ha cambiado de actitud y sigue sin estar por la labor de dialogar con Rajoy.

Ciudadanos, por su parte, subrayó que no tiene ningún interés en que se repitan las elecciones, pero prefiere unos nuevos comicios a un Gobierno «con populistas e independentistas», como señaló el vicesecretario general de esta formación, José Manuel Villegas. Previamente, Pablo Iglesias había apuntado que, para no depender de los votos independentistas, bastaría con el aval de Ciudadanos a un pacto entre PSOE y Podemos. No obstante, tampoco descartó recabar el apoyo de los «grupos catalanes y vascos».

Tras escuchar todos estos argumentos, el PP mantiene que la situación no ha cambiado. Advirtieron que a Sánchez siguen sin salirle las cuentas para volver a intentar la investidura a no ser que se someta a las «concesiones» de los independentistas catalanes. Así lo ha apuntó en rueda de prensa el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, quien consideró que no ve a Ciudadanos accediendo a un acuerdo en el que esté Podemos, lo que supondría un «gravísimo error» por parte de Albert Rivera, a quien intenta marcar terreno.GARA