El voto abierto al Senado marca diferencias con el Congreso
Al Senado se vota en listas abiertas con un máximo de tres elegidos por persona y ello da lugar a que sus resultados se diferencien de los del Congreso en algunas de las circunscripciones. Sin embargo, los candidatos son casi todos desconocidos, no tienen nunca el primer lugar en los mítines, no hay debates entre ellos, ni figuran en los sondeos.
En las pasadas elecciones del 20 de diciembre, Podemos ganó con facilidad en Gipuzkoa, con casi siete mil votos de ventaja sobre el PNV. Sin embargo, los tres candidatos jeltzales fueron los más votados al Senado en el territorio, y Josetxo Arrieta, del partido de Pablo Iglesias, salió elegido por los pelos. Urko Aiartza, de EH Bildu, estuvo a 496 votos de hacerse con el escaño.
Al igual que se ha comprobado que el electorado actúa de forma desigual en diferentes elecciones dependiendo del ámbito territorial de cada institución, también vota distinto entre el Congreso y el Senado, aunque el salto no sea tan grande en estos casos. Y, aun así, se dan cambios como el de Gipuzkoa hace seis meses.
Para el Senado se eligen cuatro senadores por cada provincia, sea más o menos grande. Y se cumple esa supuesta exigencia social de listas abiertas y un elector puede marcar a sus tres elegidos en una papeleta en la que figuran los candidatos de todos los partidos y coaliciones. De ahí que haya electores que decidan hacer diferentes combinaciones –a veces compensatorias– entre lo que votan al Congreso y la elección que hacen para el Senado. En líneas generales, hay una participación menor y los candidatos suelen ser menos conocidos, puesto que pocas veces participan en debates y no lideran mítines o spots.
Las variaciones se notan. Por ejemplo, el 20 de diciembre EH Bildu fue la cuarta fuerza al Congreso en Bizkaia con 81.552 papeletas. Sin embargo, su candidata al Senado Irantzu Varela logró 86.663 votos y Tontxu Campos 82.240. Ambos se situaron por encima de la más votada del PSE, que había sido el tercer partido para el Congreso.
Pero también se puede observar que entre el candidato del PNV más votado en Bizkaia y la tercera senadora de este partido, hay casi ocho mil votos de diferencia.
El pasado 20 de diciembre, en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, PNV y, sobre todo, EH Bildu, tuvieron mejores resultados en las elecciones al Senado que en las de al Congreso. Para Podemos, fue al revés. Se ve que hubo miles de personas que quisieron compensar su voto a Pablo Iglesias con otras opciones locales para la Cámara Alta.
En Nafarroa, se presentó la candidatura Aldaketa, que unía a todas las formaciones del cambio con la pretensión de poder superar a UPN-PP. Los partidos que apoyaban a los tres candidatos del cambio sumaron casi 150.000 votos al Congreso, pero no llegaron, en el mejor de los casos, a los 100.000 para el Senado. La derecha se llevó tres senadores y el cuarto puesto fue para Ana Lujan, de Geroa Bai.
#GanemosElSenado
Pese a las variaciones, las compensaciones y las listas abiertas, lo habitual es que el partido que gana en una circunscripción la elección al Congreso, lo haga también en el Senado, llevándose tres de los cuatro escaños que se reparten en la provincia, quedando el cuarto para la segunda fuerza.
Para romper esta lógica, se ha puesto en marcha en distintos puntos, y también en Nafarroa, la campaña #GanemosElSenado, que consiste en que los electores favorables al cambio voten al primer candidato de cada uno de los partidos que apoyan al Ejecutivo foral (Unidos Podemos, EH Bildu y Geroa Bai), en lugar de a los tres de cada uno de los partidos, y tratar así de superar a UPN-PP y sumar tres escaños. Es la vía complicada de lo que el 20D no se logró hacer por un camino más fácil.