Beñat ZALDUA
ELECCIONES: EUSKAL HERRIA

EL PSN BUSCA RESISTIR DE LA MANO DE MIQUEL ICETA

CON LAS ENCUESTAS A LA CONTRA Y EL ESCAñO EN NAFARROA EN EL AIRE POR PRIMERA VEZ EN CUATRO DÉCADAS, EL PSN SE MIRA EN EL ESPEJO CATALÁN, DONDE EL PSC HA SOBREVIVIDO A LA MIL VECES ANUNCIADA DEFUNCIÓN. SU SECRETARIO GENERAL, MIQUEL ICETA, ESTUVO AYER CON LOS SOCIALISTAS NAVARROS.

Miquel Iceta es un superviviente, un político de pura cepa. Cogió las riendas del PSC en el punto álgido del proceso soberanista, con la formación en pleno proceso de desintegración, y lo ha guiado durante la travesía del desierto. En las elecciones del 27S las encuestas le daban ocho diputados y sacó dieciséis. Ahora descansa en los oasis de las cuatro capitales, donde forma gobiernos municipales con formaciones tan dispares como Ciudadanos, Convergència o Barcelona en Comú.

Pura resiliencia que los socialistas navarros quisieron tener ayer consigo en Burlata, donde los candidatos Toni Magdaleno y Jesús Mari Fernández, así como la secretaria general, María Chivite, apenas fueron unos breves teloneros. «El baile estelar nos lo va a hacer Iceta», dijo esta última. Para desgracia de los cerca de 70 asistentes, el catalán no se arrancó con el «Don’t stop me now» de Queen, célebre en la campaña del 27S, pero la música no faltó de mano de Chivite. Primero dijo que «de cambio social en Navarra, nada de nada», luego aseguró que «al Partido Socialista lo hace grande un gran país, España», y más tarde criticó que «Podemos se ha convertido en un partido nacionalista más. Acabó parafraseando a Alaska: «A quién le importa lo que yo haga». Sic.

De piedra picada

Como buen superviviente, Iceta tiene la cara de piedra picada y el grosor de piel a prueba de bombas. Reivindicó «un país de cuatro lenguas» pese al pacto con Ciudadanos, partido fundado en contra de la inmersión lingüística en Catalunya. Y pese a ser un alto cargo del Gobierno durante el juicio a Vera y Barrionuevo, ayer reivindicó el trabajo y «la fibra moral» del socialismo para «acabar con ETA». Lo hizo tras un emotivo recuerdo para Ernest Lluch, todo hay que decirlo. Tampoco tuvo problemas en exigir la relajación de los objetivos de déficit y en clamar contra la corrupción del PP, pese a tener numerosos cargos del PSC condenados, imputados o investigados por corrupción. No importa, es campaña y todo vale. Primera lección.

Segunda: para resistir hay que ser flexible, diplomático y adaptarse a los tiempos. La visita de Arnaldo Otegi al Parlament ya dio pie a evidenciar diferencias: mientras el PSC declinó hacer piña con PP y Ciudadanos y rechazó acudir a la reunión paralela con algunas víctimas de ETA, el PSN votó en el Parlamento foral contra una visita por la que sus colegas catalanes no protestaron. Y ayer Iceta les dejó un recado probablemente involuntario a sus anfitriones, firmes defensores de los derechos del monolingüismo: «Conviene que cuiden la lengua». El euskara, se entiende.

Pero no valen trampas, la diferencia no es tanta. Iceta concluyó con una alerta: «Cuidado, aquí también os propondrán un referéndum, las malas ideas se contagian, es una epidemia».