Novedades sobre «Naparra», desaparecido hace 36 años
Eneko Etxeberria, hermano de «Naparra»; Iñigo Iruin, abogado de la familia; y el forense Paco Etxeberria comparecen hoy para dar cuenta de «noticias muy relevantes» sobre un caso no esclarecido desde 1980.
José Miguel Etxeberria Álvarez, Naparra, fue visto por última vez en Lapurdi el 11 de junio de 1980. Su secuestro primero y muerte después fueron reivindicados en su día en varias comunicaciones por el Batallón Vasco-Español, pero nunca se ha sabido qué ocurrió realmente ni se ha hallado el cadáver. Pasados ya 36 años, podría haber aparecido alguna pista sólida que conduzca al esclarecimiento. A ello apunta la rueda de prensa convocada hoy a mediodía en Donostia por la fundación Euskal Memoria, que apunta en la presentación a la existencia de «noticias muy relevantes» sobre el hecho.
Los detalles han llegado a conocimiento de varios medios, entre ellos GARA, así como a instancias judiciales, pero serán la familia, su abogado y el forense Paco Etxeberria quienes los revelen públicamente hoy.
Se anuncia la comparecencia de Eneko Etxeberria, hermano del militante de los Comandos Autónomos Anticapitalistas nacido en Iruñea. Estará también Iñigo Iruin, abogado de la familia que provocó la apertura de una investigación en la Audiencia Nacional en 1999, sin llegar a conclusión alguna. Y junto a ellos Paco Etxeberria, en su condición de médico forense con amplísima experiencia en estos casos. Cabe recordar que Etxeberria e Iruin ya fueron decisivos para esclarecer el caso de los también refugiados en Lapurdi Joxean Lasa y Joxi Zabala, de los que no se supo nada desde 1983 hasta la identificación de sus restos en Alicante en 1995.
Naparra es uno de los tres militantes vascos cuya desaparición nunca ha sido aclarada. Anteriormente se sitúa el caso del miembro de ETA Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur (1976) y posterior es el de Popo Larre, de Iparretarrak (1983).
El caso de José Miguel Etxeberria Álvarez fue aceptado como «desaparición forzada» por la ONU hace dos años, pero tanto Madrid como París siempre se han escudado en que no hay prueba judicial alguna sobre qué ocurrió con él.