Anjel Ordóñez
Periodista
JO PUNTUA

Ya nos va tocando

De forma instintiva, casi sin quererlo, en estas fechas sentimos el impulso de volver la vista atrás para tratar de atrapar el tiempo y retenerlo, siquiera en forma de recuerdos recientes. Acaso un intento, vano por imperativo de las leyes de la Física, por sujetar el desgaste de nuestra propia existencia.

Y, al menos así lo veo yo, primero nos acordamos de los que se han ido. Para siempre. Cada uno, lógicamente, empieza por los más cercanos. Amigos, familiares... que han dejado un hueco irremplazable en nuestro interior y un recuerdo, a fuer de reciente, todavía doloroso. Y después, los referentes, los trocitos de ese gran espejo en el que nos miramos cada día para tratar de reconocernos y ubicarnos en este intrincado mundo en el que nos ha tocado en suerte vivir.

Se marchó Fidel, paradigma verificante de que la revolución es posible. Leonard Cohen y David Bowie. Johan Cruyff. Jose Luis Artetxe y Fidel Uriarte, iconos del gol en San Mamés. Umberto Eco y Darío Fo. Kontxu Odriozola y Chus Lampreave. Solo son algunos. Cada cual, lógicamente, completará este listado fragmentario con su particular tributo a la memoria.

Superado el ecuador de la columna, soy consciente de que el tono no resulta muy optimista. Y si abordamos una valoración más profunda sobre lo que 2016 ha aportado al avance de este país en el camino hacia la construcción de un futuro en libertad, la modulación se adentra aún más en el terreno de las incertidumbres. Los esfuerzos de la sociedad vasca siguen topándose con el inmovilismo de los estados francés y español, singularmente empeñados en seguir castigando a los presos políticos vascos con una política penitenciaria cruel, que solo busca el sinsentido de la venganza.

Se acaba 2016, digo, y no sé si ha sido bueno. Solo espero que 2017 sea más fecundo, que por fin llegue el turno de cosechar algo de lo que durante tanto tiempo y con tanto esfuerzo ha estado sembrando este pueblo. Porque aunque estamos acostumbrados al sacrificio y a celebrar como el que más nuestras pequeñas victorias, ya nos va tocando tomar, de una vez por todas, las riendas de nuestro propio destino. Urte berri on!