Raimundo Fitero
DE REOJO

Más y más

No tiene traducción. Hay expresiones intraducibles. Ni falta que hacen. Pero todos queremos más. Y más y más y mucho más. ¿De qué? De todo. Somos insaciables. Menos los neohippies. No comen carne, pero el jamón de bellota lo consideran una metáfora. A los pescados no le han otorgado todavía categoría de animal. Perdón, me estoy liando. No lo hacen por convicción sino por salud. O por estética. Son dietas saludables. Se están apartando del uso cotidiano del Whatsapp pero siguen comprando por Amazon. Yo en las conversaciones familiares navideñas no hablo de política, así me envenené, pero a estos neo los noto como votantes de Albert por España, aunque en ocasiones hayan echado una papeleta de Pablemos y sus cuñadísimas y cuñados subalternos.

Escucho en una radio una tertulia matutina en la que repasan la situación interna de los partidos políticos y parece una novela de humor negro. No mencionan al PNV ni a Bildu. No sé la razón concreta. Pero los demás con sus congresos y sus peleas internas parecen caldo de cultivo para que Rajoy junto a Urkullu se perpetúen en sus tinglados. Son de la misma escuela. Y les pones delante la construcción de un tren y alcanzan un acuerdo al instante para hoy, mañana y la eternidad. Y sin escrúpulos de ningún tipo. Ellos ya lo dijeron: a tragar con el código penal excepcional.

Sigo con el mismo problema de percepción. Quemo mi mando a distancia atravesando mi plataforma y no veo nada nuevo. Es más, veo cosas de siempre, es decir del ayer. Por eso quiero más y más. Yo quiero más redes, más canales, más emisoras, que se colapse el espectro radio estático que no quede ni un resquicio en la TDT para que se metan más predicadores. Es un deseo impulsivo que creo solamente sirve para llevar la contraria a mi cuñada. Un detalle orgulloso: en mis mesas festivas hasta la fecha no ha aparecido este año ningún turrón ni cava de marcas anunciadas por la tele. Consultaré a mis asesores de protocolo.