Imanol Intziarte
Periodista
IKUSMIRA

No hay sorpresa con letras tan gordas

Reza el axioma que «cada pueblo tiene el gobierno que se merece». La paternidad de tan conocida sentencia se atribuye a un tal Joseph de Maistre, nacido en Chambery en 1753, entonces ciudad de Saboya perteneciente al Reino de Cerdeña pero que unos años después fue tomada por los franceses, venidos arriba tras la Revolución.

Así que Maistre –lo cuentan en internet, que servidor pasta habitualmente en otros prados y no había escuchado siquiera el nombre hasta ayer–, no simpatizaba mucho con los de la guillotina. Era muy de Dios y el rey, y poco de que la gente eligiera. O sea, un carca, pero la frasecilla de marras tuvo éxito y pervivió hasta nuestro días.

Sirva la introducción para poner negro sobre blanco una cuestión que me reconcome por dentro desde hace un tiempo. «No te metas en ese charco», me susurra al oído mi ángel de la guarda. Pero como bien decían en el “Un, dos, tres”, aquí hemos venido a jugar, y nunca viene mal alguien que asuma el papel de abogado del diablo.

Puesta la venda antes que la herida, el caso es que se ha adjudicado la incineradora de Zubieta merced a la mayoría que suman unos partidos que, en este caso concreto –en otros bien que todos tratan de metérnoslas dobladas–, habían cincelado con letras bien gordas en su programa electoral que la iban a construir.

Vaya, que mucho dar palos a Olano, Asensio y compañía, pero ellos no han brotado en los salones de Diputación por obra y gracia de un juego de manos del Mago Pop, muchas personas les respaldaron. A veces es necesario recordarlo.