Raimundo Fitero
DE REOJO

Tres

Acabo de ver un capítulo de la serie norteamericana de principios de este siglo “Mad Men” que es una drama alrededor del mundo de la publicidad de mediados del siglo anterior y no me ha inspirado otra cosa que redundancia. Es buena, ojo, pero no me da pálpitos. Son buenos actores, buena realización, una puesta en escena perfecta, pero su sucedáneo español, “Velvet” la ha hecho tan de leyenda que no soy capaz de sentir muchas emociones. Y todo porque televisivamente estoy colapsado.

En el lugar donde yo comí las uvas hubo un enfrentamiento entre dos maneras de afrontar este ritual mediatizado, ¿qué cadena ver? Y la pelea, en ocasiones de manera subida de tono era entre Igartiburu y Pedroche. O sea, entren lo de siempre y una nueva tradición . La primera estatal bajó, peor mantiene la hegemonía porque es así, la de siempre, aunque faltó la capa de Ramón García, que se cambiaron por los smokings de los chefs. Anne cada vez más señorona. Con las distancias respetuosas por delante, me recuerda cada día más a Carmen Sevilla.

Antena 3 apostó por personal de La Sexta, Cristina Pedroche y Alberto Chicote. En este caso lo único que interesa, al parecer, es el vestido de Pedroche, que como es tradicional se hace para que luzca su cuerpo de buen ver. No es cuestión de opinar de moda, quizás de insistir en que se transmite un mensaje muy poco saludable, aunque ella, la dueña del cuerpo dice que hace con él lo que le da la gana, cosa que es de apoyar. Pero lo que ha sucedido es que ha subido la audiencia de manera notable, ha dejado muy atrás a Telecinco y estamos hablando de momentos en los que la publicidad alcanza precios que los chicos malos de “Mad Men” nos lo explicarían con frases idiomáticas de difícil traducción. Objetivo cumplido. Que se siga hablando es prolongar el efecto publicitario.