Raimundo Fitero
DE REOJO

Yak 42

El Consejo de Estado, ese lugar donde los dinosaurios se sienten jóvenes promesas de la política, ha dictaminado trece años después de lo ocurrido, que el Ministerio de Defensa español, cuyo titular entonces era Federico Trillo, tuvo una actitud negligente y responsabilidad en algún grado de la muerte de sesenta y dos miembros del Ejército y numerosos heridos en un accidente de aviación con el famoso Yak 42 ucraniano. Estos dictámenes no tienen rango de casi nada, pero una institución con tanto carcamal, tanta vieja gloria pepera sea capaz de llegar a expresar de manera tibia lo que todos conocen significa que están intentando lavarse la cara un poco o que los hechos son irrefutables. El padre de una de las víctimas, cuando un periodista le pregunta por «la pérdida de su hijo», responde de manera mineral, «perdón, yo no perdí a mi hijo. A mi hijo lo asesinaron». Cuando se recuerdan los hechos de aquella tragedia, la verdad es que forma parte de la historia de la infamia, la corrupción, la manipulación y la falta de sensibilidad mínima de un gobierno presidido por José María Aznar que arropó a Trillo en todos sus desmanes, con identificaciones forenses erróneas, con subcontratación de aviones en malas condiciones, sin licencia de vuelo del piloto, con las cajas negras estropeadas, sin los detalles técnicos mínimos que garantizasen la seguridad. Y todo por ahorrarse, o robar alguien, unos cientos de miles de euros.

El señor Federico Trillo es desde hace muchos años embajador en Londres. Un retiro dorado. Ahora le piden a Rajoy su destitución, pero no debe olvidarse que Mariano era miembro de aquel gobierno. O sea, cómplice de toda esta salvajada y cadena de desprecios a las víctimas. Y eran de su propio ejército. Estos señores son indignos desde la cuna. Pero ahí siguen todavía jodiendo.