IBILIZ IBILI

Ikatzolako erreka. Tras la huella y la pista del Olentzero de Artikutza

Superados el parón y el exceso navideño, es momento de perder peso, y continuar el periplo por las errekas del Urumea, recurriendo a sus antiguos valles del Carbonífero.

La historia ‘más reciente’, la de los comunales de Goizueta y por extensión Anizlarrea, ha sido una negra historia, y no solo por su naturaleza, sino porque las propiedades e intereses vecinales han estado condicionados por los avatares históricos y sus diferentes tecnologías; sus explotaciones mineras y sus ferrerías; sus centrales hidráulicas; sus carboneros, leñas y maderas… todo ello aliñado, con propiedades de la iglesia, la de la Colegiata de Orreaga, y la de ‘señoritos’ y vecinos, en su sentido más amplio.

Una de sus porciones (sus limitaciones), la de Alduntzin, ocupa más de 1.500 hectáreas, con su palacio, su caudalosa erreka (Ikatzolako erreka), su valle y su ferrería, son adquiridos nuevamente en 1864 por Goizueta. Es este el lugar de partida del primer Ibiliz de 2017.

Con Alduntzin Jauregia arriba e Ikatzolako erreka debajo, arrancamos la subida por la carretera de menor rango en dirección a Artikutza (sin señalítica). A los pocos minutos, parte una pista de tierra por la izda. y ascendente, que tomamos decididamente. Artikutza Bidea. Sin perder esta, lo que significa seguir rectos, entramos en pequeño valle con bifurcación en curva, debiendo tomar la opción que huye de la vaguada y monta a su lomo. Nuevas bifurcaciones y pistas paralelas aparecen despistando, debiendo continuar el lomo de la montaña, para encontrar y pasar, junto a unos pocos robles y junto a una alineación de hayas después.

Emergen entonces Deskantsuko bizkarra (donde no descansamos) y Altzueta a la derecha (donde sí lo haremos), aunque para ello, deberemos antes: faldear la ladera meridional de la primera (demasiado desarbolada), girar livianamente a la izda. (dejando al mismo lado el cercano collado) y abandonar por la derecha Artikutza Bidea, para después, siempre recto, ascender el centenar de metros de desnivel para llegar a Altzueta, 654 m, donde descansamos. (1h).

Su cima ofrece vistas hacia el N (con azul marino y azul celeste como telón de fondo), hacia el S (con la Mendibila dominando el valle) y hacia el W, con Alduntzin o Ikatzolako erreka primero y Alduntzinsoroko erreka detrás. No en cambio a Oriente, debida a la tupida foresta de Artikutza, cuya delimitación aquí es muy nítida, no solo por su vegetación y sus valles, sino por su prolongada valla.

Junto a dicha valla nos dirigimos hacia el S, tocando las puertas de Artikutza con la izquierda, lo que supone iniciar un tobogán de descensos y ascensos que nos permiten visitar las cimas de Elizburu, y Meatxarreta después. Sepa el lector que este tránsito es, además del paisaje ya dibujado, una ‘línea de fuego de frente’ atendiendo a sus puestos de caza, pero también un continuo que se interrumpe en las pequeñas ventanas que a su izquierda aparecen, tras las cuales en invierno, surgen las siluetas de Izu primero y la cabecera de Artikutza de Arainburu después. También es este tránsito, un paseo con bellos ejemplares de robles, junto a una entrada natural no oficial a Artikutza, y un museo al aire libre con monumentos megalíticos alineados, pero con postes indicativos abandonados y tirados, como el de Meatzerta junto a la cima de su mismo nombre.

Sobrepasada la última cima y en descenso, existen momentos donde la senda se introduce con dificultad entre los argomales que cierran un poco el paso, si bien la presencia puntual de ganado facilita este tránsito. Un ventanal a la izda. se abre ahora, descubriendo la inmensidad y belleza de Artikutza, desde Bianditz hasta Arainburu. Delante, una serie de lomas, no deben ser excusa para caer en la tentativa de descender a la pista, lo que significa no tomar sus senderos de acceso y continuar por el cordal. Esto nos hace ser testigos de la total desaparición, de la valla de delimitación de Artikutza, que es un suma y sigue a los tramos previos totalmente destrozados.

La presencia de los crónlechs de Arriurdineta son el aviso de que esta segunda fase está a punto de terminar (bella panorámica detrás) y son la antesala a la otra puerta oficial de Artikutza, a la que por su desconocimiento y su color denomino, la puerta oscura de Artikutza, a la que llegaremos tras repentino y brusco descenso, en un entrar y salir de Artikutza, más rápido que un suspiro. (2h).

Hasta aquí, hasta Arriurdineta, llega la carretera, hasta este ambiente especial y humanizado por explotación minera. Nota: Aquí tras un chaparrón y con la iluminación del sol, se produce un interesante contraste entre el azulado y brillante roquedo y el herboso verde, que crea una atmosfera espacial y especial, que pudiera ser potenciada.

En dirección S parte un ligero ascenso, que enseguida muestra tres opciones, a la izda., la directa muy empinada; al centro, la directa ascendente; y a dcha., la más llana, que nos introduce en la gran vaguada de la cabecera de Ikatzolako erreka aunque de manera muy leve, ya que tras trazar una curva cerrada a derecha nos vuelve a sacar de ella, en trayecto que nos sirve para ver el curso alto de la erreka, con algunas cascadas al fondo.

Situados bajo la antigua explotación minera de Arriurdineta continuamos al frente, dejando a la izda. Gorostin Baserria; alcanzando su acceso y descendiendo unos metros más descendiendo por él…, hasta que por la izda. un giro brusco nos hace descender y situarnos bajo Gorostin Baserria primero y bajo la vista de la cabecera de cuenca. Así llegamos a una bifurcación con giro a derecha que va a buscar a las lamias de la erreka, tras pasar entre bellos haritzas, y tras nuevo giro brusco a izda…y luego otro a dcha., poder encontrar a una Ikatzolako erreka más dulcificada aunque sonora, que nos acompañara en este descenso por la izquierda. (3h).

Tras una valla de acceso, perdiendo altura poco a poco y tras nuevo salto por la trasera de la valla, descendemos al curso del agua el cual atravesamos saltando entre rocas y tras corta subida llegar a una pista, por la que continuamos el descenso, y que vuelve a la margen derecha tras un breve y nuevo paso sobre la lámina de agua.

Si bien nuestro cometido es descender, esta pista de tierra lo hace a su manera, con algunos subes y bajas, recibiendo a otras pistas, alejándose del curso principal de Ikatzolako erreka, todo ello bajo robles americanos en el denominado Entresakako Tulubioa. Así recibe a otra erreka que debemos atravesar en juego divertido, antes de hacer una última subida, la que desemboca en la carretera de acceso a Artikutza. Una vez en ella tomamos a la izquierda y, tras 2 km de descenso, llegamos al inicio. (4h).

Olentzeroari eskatutakoa: Hemen eta Aralar-en, guztion interesak kontuan izango dituen kudeaketa baten alde.