Raimundo Fitero
DE REOJO

Dormir

Están preocupados varios estamentos médicos en hacernos dormir más, pero, sobre todo, antes. Aseguran que lo hacen para mejorar nuestra salud. Utilizan dos vías de ataque, el huso horario y la televisión, especialmente su prime time, el horario de lujo, el que más posibles seres humanos se concentran frente a la pantalla principal de televisión. La insistencia en señalar este horario de máxima audiencia televisiva como causante del mal dormir me parece una de esas grandes excusas o una gran mentira. ¿Quién influye más en quién para mantener esos horarios?

Mantengo sin ningún rigor científico ni apoyo estadístico ni siquiera como resultado de una mirada periférica de mi entorno que es precisamente al revés, que los horarios televisivos son fruto de las costumbres sociales de la ciudadanía. De los horarios laborales, las tradiciones y los hábitos de consumo. Del horario de comienzo de las jornadas laborales, de las horas en las que se desayuna, almuerza, come, merienda, tapea y cena. Y de las horas de sol, del buen o mal tiempo, de la partida de brisca o del partido de fútbol. El horario de los partidos de Champions, en toda Europa es a las 20.45 y acaban a las 22.45 de la noche. ¿Cómo se considrea este horario médicamente?

Pues aquí se retrasan programas para amoldarlos a ese horario. Y si se adelantase algún canal de manera unilateral sucedería que se perdería audiencia o ¿es que alguien piensa que una buena serie, un espectáculo de citas idiotas, un reality o un concurso de los dignos va a hacer variar la ronda, la cita con las amigas o la cena de amigotes? Las tiendas cierran a las ocho y media de la noche, pero se ve comprando en grandes superficies a mucho personal pasadas las nueve. El hábito social se debe variar con algún motivo más profundo que el mero hecho de dormir más o menos. Quizás el enseñar a dormir mejor sería buena inversión.