gara, donostia
EDITORIALA

Salarios estratosféricos y gobernanza empresarial

El centro de estudios High Pay Center se dedica a analizar la evolución de los sueldos de los directivos de las grandes corporaciones. Recientemente informó de una cifra realmente llamativa: los altos ejecutivos de las empresas que cotizan en la bolsa de Londres habían ganado en dos días y medio de trabajo tanto dinero como el que ganarán de media sus empleados durante todo el año 2017. El dato revela que los directivos siguen aumentando su salario durante la crisis. Al hilo de esa información, el líder laborista, Jeremy Corbyn, se mostró ayer favorable a establecer por ley un tope máximo a los salarios. No es la primera vez que las fuerzas de izquierda plantean la posibilidad de implantar un sueldo máximo. Las fórmulas propuestas a lo largo del tiempo han sido varias: desde el establecimiento de un tope absoluto para cualquier sueldo hasta la vinculación del salario máximo con el salario mínimo, de manera que aquel cambie solamente en la medida en que este aumente.

Lo cierto es que el debate sobre límites salariales no termina de cuajar. Desde la ortodoxia económica se argumenta que un salario máximo conllevaría la pérdida de los mejores directivos, que serían contratados en otros países que carecieran de límites. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Lancaster desmonta este razonamiento. Constata que si bien las mayores subidas de sueldos se justifican como valoración del desempeño, el vínculo entre remuneración y desempeño resulta «insignificante». No parece que la excelencia sea la razón para pagar emolumentos estratosféricos a los altos directivos de las corporaciones. Tal vez sea la compra de su lealtad.

Una amplia horquilla salarial muestra una desigualdad en el ingreso que no tiene justificación ni desde el punto de vista económico ni desde la justicia social. La creciente distancia entre salarios altos y bajos pone en cuestión la gobernanza de las grandes empresas, que se sitúan completamente al margen de cualquier criterio social o ético.