Arturo Puente
Periodista
JO PUNTUA

Libertad contra derecho

César Strawberry, cantante de Def con Dos, ha sido condenado a un año de prisión por seis tuits que el Tribunal Supremo considera enaltecimiento del terrorismo. A estas alturas, esta sentencia no puede sorprender a nadie, sobre todo teniendo en cuenta cómo ha actuado el derecho penal español a la hora de medir dónde está la frontera entre el derecho a la libre expresión y lo delictivo. Recordemos las condenas a medios, a periodistas, a políticos, a artistas y a ciudadanos anónimos, en las que las libertades quedaron sepultadas bajo el derecho penal. Recordemos también los silencios que entonces emitieron la gran mayoría de las voces públicas.

Es conveniente dirigir la mirada hacia el mecanismo que permite que este tipo de represión, que no es otro que unas estructuras jurídicas que hunden sus raíces en el franquismo. Reenfocar la mirada hacia el armazón constituyente del Estado es la tarea de cualquier expresión política que se proponga cambiarlo o, incluso, regenerarlo. Obliga a ello la mínima honestidad intelectual, aunque últimamente este aspecto haya quedado desdeñado por el interés electoral.

Viendo cómo los partidos españoles mayoritarios han pasado de largo sobre la urgencia constituyente, queda en duda el horizonte de la izquierda rupturista y la vitalidad de las expresiones políticas con una concepción democrática que vaya más allá del imperio de la ley. Olvidado como quedó, el debate entre reforma o ruptura de la Transición siempre fue eso. La idea de un cuerpo constituyente que trate los derechos como bien a proteger o la continuación de un derecho de postguerra. Oscurantismo o libertad. Volver a este debate puede parecer exagerado, quizás demasiado intelectualizado, pero casos como el de Strawberry demuestran lo contrario. Es el principal freno de cualquier impulso transformador. La alternativa es permitir que los derechos básicos queden limitados y resignarse a ser condenados si, por ejemplo, expresamos ideas incómodas. O, peor aún, volver a esconder mensajes en las primeras letras de cada frase de los artículos de prensa, como en la dictadura.