EDITORIALA
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Ponencias; sin excusas, vetos ni puertas cerradas

Hace cuatro años por estas fechas, solo los más pesimistas habrían adivinado que el Parlamento de Gasteiz dejaría pasar una legislatura entera sin que sus dos grandes ponencias depararan resultado alguno. El doble fiasco es conocido. La de Autogobierno fue dilatada artificialmente y se limitó a escenificar un diagnóstico teórico de la cuestión, por otro lado sobradamente conocido. Y la de Paz y Convivencia todavía resultó más sonrojante por el veto inicial del PP, el plante posterior del PSE y el rechazo final del PNV a avanzar en solitario con EH Bildu. El resultado fue por un lado que el nuevo estatus prometido por Iñigo Urkullu no llegó siquiera a esbozarse, y que por otro el Parlamento inhibió sus capacidades de liderar –o aportar algo al menos– el cierre del conflicto armado.

Afortunadamente, en esos cuatro años otras cosas sí se han movido fuera. En autogobierno, la cascada de recursos contra leyes vascas por parte de Madrid evidencia que quien no avanza acaba retrocediendo; el vuelco institucional en Nafarroa y la constitución de la Mancomunidad Vasca fortalecen las posiciones soberanistas; la demanda del derecho a decidir ha saltado a las calles e incluso a las urnas de la mano de Gure Esku Dago; y el procés catalán llega a su recta final convertido en referencia insoslayable que no admite medias tintas. Y en pacificación, la convivencia se ha abierto paso de modo natural entre la ciudadanía, incluidas víctimas de ambos lados, y también en la relación entre partidos; la reivindicación de solución para la cuestión de los presos sigue pujante como se vio el día 14 en Bilbo; y la sociedad civil se activa tomando responsabilidades incluso en ámbitos tan complejos del desarme.

Todo ello dibuja un cuadro en que los vetos no tienen la capacidad de antaño, ni caben más dilaciones, ni las excusas funcionan, ni esas ponencias pueden continuar con sus puertas cerradas a la exigencia de soluciones que continúa resonando fuera del recinto parlamentario.