Jon ORMAZABAL
TENIS-ABIERTO DE AUSTRALIA

Federer alcanza la eternidad

El tenista suizo obtuvo en Australia su decimoctavo Grand Slam tras imponerse en cinco sets a Rafa Nadal en una final memorable.

En una final al nivel de dos auténticas leyendas del deporte, Roger Federer alcanzó ayer la eternidad al imponerse en cinco sets 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3 a Rafa Nadal y conseguir su quinto Open de Australia, con el que ya son 18 –5 en Melbourne, 1 Roland Garros, 7 Wimbledon y 5 US Open–. No solo eso, a sus 35 años, se convirtió en el segundo ganador de un Grand Slam con más edad de la historia tras el australiano Ken Rosewall, que mantiene su marca de 1972, cuando se hizo con este mismo título con 37 años y dos meses.

De paso, reivindicó que eso de la edad puede ser algo mental, pues su excepcional triunfo llegó cuando todo el mundo pensaba que su tiempo ya había pasado y tras haber permanecido seis meses inactivo. Pero es que, además, no podía haber elegido un rival más adecuado el suizo para romper todas estas marcas. Lo hizo ante otro renacido, ante el que Federer se tomó su desquite y le ganó por primera vez a Nadal, su verdugo en la final de 2009 y en las semifinales de 2012 y 2014, en tres horas y 36 minutos en su partido 100 en Melbourne Park. También cerró una nefasta racha frente al rival que comenzó a alejarlo de la élite, ganándole seis de las ocho finales de un grande en las que ambos se habían enfrentado, pues el de Basilea no ganaba a Nadal en partidos de Grand Slam desde hace diez años, concretamente desde la final de Wimbledon de 2007.

Y la final y el rival también hicieron mayor el triunfo de Federer. Fue un partido intenso, tenso e incierto hasta el final, porque Nadal estuvo muy cerca de la victoria, porque tras quebrar a su rival en el primer juego del quinto set, dispuso de una ventaja de 3-1, e incluso una oportunidad para marcar el 4-2 con su saque, pero en vez de machacar a Federer al revés con su derecha liftada, cambió de opinión y la envió al otro lado, cometiendo un grave error.

Final novelesco

Nadal salvó luego cinco bolas de break en el octavo juego, donde hubo un fabuloso intercambio de 26 golpes, pero Federer le robó su servicio y al final acabó ganando los cinco últimos juegos, con un final novelesco, con intriga, pues se tuvo que recurrir al “Ojo de Halcón” para descifrar si el 20º ace de Roger Fededer era bueno, y para triunfar por fin en Melbourne, después de siete años.

Con este triunfo, Federer regresará hoy lunes al top-ten situándose décimo, mientras que Nadal ocupará el sexto puesto. El quinto Abierto de Australia es el 61º torneo en pista rápida en el palmarés de Federer, y el 89º de su currículum.

Su ídolo Rod Laver entregó la copa a Federer, después de una épica victoria, que también estuvo correspondida con la deportividad con la que ambos se expresaron tras la disputa de un choque tan exigente en lo físico y lo mental. «Ninguno de los dos esperábamos estar en la final cuando hace cuatro meses nos vimos en la Academia de Nadal en Mallorca. Tengo que felicitar a Rafa por su regreso y decirle: ‘sigue jugando, el tenis te necesita. Sé que en el tenis no hay empates, pero si los hubiese, sería un honor compartir el trofeo contigo, Rafa’», comentó Federer al término de la final.

También tuvo palabras a su equipo, liderado ahora por Ivan Ljubicic, que había trabajado los últimos seis meses en la sombra tras las lesiones en la rodilla y la espalda. «Lo hemos conseguido y no sé ni cómo», les señaló.

El manacorí, por su parte, también se mostró muy satisfecho por haber vuelto a una final tras muchos meses de ostracismo. «Puede suceder aquí en esta superficie, pero especialmente sobre tierra», dijo Nadal cuando le preguntaron sobre su recuperación y su vuelta a la élite.