Jon ORMAZABAL
Pelota

Bengoetxea-Larunbe les vuelven a cambiar el paso

Bengoetxea VI, excelso en su labor de incitador, y un Larunbe crecido remontaron un 9-3 en un gran duelo.

IRRIBARRIA-REZUSTA 21

BENGOETXEA VI-LARUNBE 22


Irribarria-Rezusta tendrán que esperar, al menos, hasta el viernes para obtener ese octavo punto que les asegure su pase a semifinales, un escenario que pocos intuían, mucho menos cuando ayer lograron adelantarse 8-2. Larunbe no daba una imagen del todo sólida y el dinero, que ya había salido muy colorado de inicio, se cayó a unos momios de 100 a 10, a los que ni siquiera los más osados prestaban atención. La apisonadora de Aspe marchaba directa a superar el corte, mientras, las opciones parecían escurrírseles a los azules entre las manos. Nada más lejos de la realidad.

Oinatz Bengoetxea no se resignó. Ya había comenzado el partido –sacó su primer saque desde el txoko, algo en lo que insistió durante el partido– dispuesto a llenar de minas el trayecto de unos rivales a los que ya habían sido los únicos capaces de vencer. El plan estaba claro en sus mentes, no tenían nada que hacer si los zurdos de Aspe mantenían su paso firme, por lo que había que bajar la pelota al suelo, enredar a Irribarria en el cuerpo a cuerpo en corto y, esperar a que el acierto les acompañara. Y lo hizo.

Con todo, los líderes se sentían cómodos con su enorme poder, por lo que el plan de los de Asegarce necesitaba otro giro, que llegó de mano de un Mikel Larunbe que se creció, hasta el punto de ser capaz de poner en solfa el dominio de Rezusta como nadie lo había hecho. El de Galdakao le soltó con las dos manos, hasta el punto de ser el primer zaguero capaz de sujetar a Rezusta en el mano mano, una pelea que solo se desnivelaba cuando Irribarria colaboraba, a base de enormes sotamanos y pelotazos, en la tarea de desgaste del debutante.

Así aguantaron los líderes las embestidas de unos rivales a los que el excelso trabajo de Oinatz Bengoetxea, en su labor de incitador, y la seguridad y el poder que Larunbe fue adquiriendo según avanzaba el partido, parecía no llegarles para igualar el partido. Hasta en cuatro ocasiones se acercaron los de Asegarce a un tanto, pero un par de errores y dos genialidades de Irribarria, que también las sabe hacer, dejaban en nada los continuos intentos azules.

Otro final de infarto

El 18-15 con el que se llegó al segundo descanso largo podía invitar a sacar la bandera blanca tras esos intentos baldíos, pero una vez llegados a ese punto, Bengoetxea-Larunbe decidieron incidir en el camino emprendido. Lo más difícil, revertir el guión que parecía marcado, ya estaba hecho y ahora solo faltaba que el acierto siguiera de su lado. Y lo hizo, porque en un final con poco que envidiar al del sábado en el Labrit, difícilmente pudo ser el gancho con el que Bengoetxea cerró el partido más ajustado a la tabla, pero era la vía con la que habían llegado hasta allí y no podían decepcionarla. Y les dio la vida.