El presidente cubano, Raúl Castro, advirtió el domingo en la XIV cumbre de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que América Latina está «en una etapa crucial. Fidel nos enseñó a recurrir siempre a la Historia, a ser audaces y a la vez realistas. Apostamos por la voluntad política para abrir oportunidades al comercio, las inversiones».

En su intervención, abogó por preservar la integración regional como «una condición imprescindible para avanzar hacia el desarrollo, frente a la creciente formación de grandes bloques que dominan la economía mundial». Consideró «decisivo» mantener «el vínculo entre el ALBA y el Foro de Sao Paulo», así como «la relación entre los gobiernos revolucionarios y progresistas con las fuerzas políticas, los movimientos populares, las organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles, académicas y con la intelectualidad de nuestros pueblos».

«Chávez siempre nos explicó la complejidad de lanzar la revolución en un país petrolero, dependiente de un único mercado, con una oligarquía financiera corrupta, una población a la que impusieron hábitos consumistas insostenibles y una economía neoliberal rentista, que llevó al país a la quiebra», resaltó.

Castro hizo hincapié en que «la construcción de la unidad es la tarea más importante que enfrenta toda revolución verdadera» y que, «para consolidar la unidad, hay que dejar a un lado, con modestia, todo aquello que nos divide y separa». «Gracias a la unidad, la Revolución Bolivariana ha sobrevivido al asedio y al acoso de sus enemigos», añadió. Esa «unidad», continuó, le ha permitido sobrevivir «a las bajezas de la OEA, a las irritantes e injustas sanciones de EEUU, y a las recientes acusaciones contra su vicepresidente, el compañero Tareck El Aissami, que solo persiguen desviar la atención de los verdaderos problemas y desacreditar a quienes están ocupados en salvar, desarrollar y defender la patria».

Advirtió de que la nueva Administración estadounidense «amenaza con desatar un proteccionismo comercial extremo y egoísta que impactará la competitividad de nuestro comercio exterior; vulnerará acuerdos ambientales para favorecer los ingresos de las transnacionales; perseguirá y deportará migrantes generados por la desigual distribución de la riqueza y el crecimiento de la pobreza que provoca el orden internacional impuesto». Dejó claro que «los migrantes no se contienen con muros sino con cooperación, entendimiento y paz».