No sé lo que me causa ya más asombro. O los engaños que utilizan los comerciales de las compañías eléctricas para que les dejemos una factura «para comprobar que todo está en orden» o la pírrica multa con la que ha zanjado la CNMC una acción tan embustera y miserable (todos los adjetivos son pocos) como es el cambio de suministrador sin el consentimiento del cliente.

Ahora que parecía que alguien había tomado cartas en el asunto, resulta que un engaño tan flagrante se liquida con una multa testimonial de 100.000 euros a Endesa por cinco casos, 30.000 euros a Iberdrola por un caso y otros 25.000 a Gas Natural y Viesgo.

La verdad es que el engaño es descomunal. Ya no sabes con quién estás hablando cuando abres la puerta de tu casa. El otro día, sin ir más lejos, aluciné en colores cuando un chico se me presentó diciendo que venía del Boletín Oficial del Estado (sic) para el cambio de los contadores. Ya sabíamos que nunca se presentan como comerciales y que siempre citan la palabra clave «oficial» o «gobierno vasco», pero lo del BOE era surrealista. «La próxima, diréis que venís de la Casa Real», le dije sin salir de mi asombro.

Lo cierto es que, al final, siempre termino compadeciéndome de estos jóvenes y les pido que transmitan a sus jefes que ya está bien, que no les obliguen a trabajar en esas condiciones y que no nos tomen por idiotas. Ya sé que no sirve para mucho, pero al menos, en este último caso, sirvió para terminar la visita de una forma amistosa y para que me reconociera que, efectivamente, no venía del BOE, sino de Gas Natural Fenosa.