Raimundo Fitero
DE REOJO

Flojera

Puede ser que al llegar la primavera mi sistema linfático empiece a funcionar en sentido contrario de las agujas del reloj de la historia; puede ser que comience a tener síntomas de agotamiento con los relatos violentos en los aeropuertos europeos donde mueren supuestos activistas islámicos sin pedirles ni la célula de identificación; puede ser que veo a Osasuna en las puertas de la segunda división, pero ni a los Pepes, ni los papás, mi a las Josefas, Josepes o Pepitos me dan muchas ganas de felicitar porque se han acumulado en mis alarmas de noticias las muertes de Ion Arrese y Chuck Berry y me he quedado unos minutos mirando las grietas del techo de esta habitación de hotel alentejano donde revivo sensaciones atascadas en mi reconversión posverdad.

Da flojera escribir obituarios. Mucha flojera. Pero en esta ocasión ver cómo se han ido casi en el mismo momento cósmico un joven de cincuenta y dos años, un escritor, guionista, un hombre comprometido, torturado por la Guardia Civil de Galindo y González, el terrorismo de Estado más criminal, que ha entregado a la verdad histórica un libro impresionante de esos que quitan la respiración y la inocencia: “Intxaurrondo: la sombra del nogal”. Ion ha muerto de un cáncer. Maldita enfermedad. Nos queda su palabra, y su actitud de firmeza para difundir la verdad sufrida en su cuerpo. A la vez, Chuck Berry, la historia del rock y blues, de la guitarra como extensión del alma, la voz como confirmación de la constancia en otras sensaciones. El auténtico rey del rock. Seguro que cuando escuchen alguna de sus míticas canciones, se identificarán con su capacidad de crear mundos sonoros donde la energía envolvente y la sensibilidad aflora desde las entrañas de manera desgarrada. Noventa años y con disco a punto de salir. ¿Quién dijo flojera? ¡A por ellos!