Alberto Zerain y su compañero Jonatan García llegaron ayer por la mañana en helicóptero al campo base “francés” de la cara norte del Annapurna, un lugar poco concurrido esta temporada. De momento se han juntado tres cordadas, integradas por siete alpinistas. Aparte de ellos y del personal de cocina, no se espera a nadie más.

Algunos de los alpinistas concentrados en el lugar, como los italianos Nives Meroi y Romano Benet, llevan ya más de diez días allí y han podido estudiar la pared hasta el campo 2. «De todas formas eso es como no decir nada, porque las dificultades reales empiezan precisamente a partir del campo 2», explicaba Zerain tras aterrizar.

Es por ello que Alberto y Jonatan esperaban poder organizar todo el material en lo que quedaba de día y, tal vez, acercarse hoy mismo a evaluar la pared de cerca.

Según contaron los protagonistas, la aproximación al campo base ha sido un tanto inusual. El pasado jueves iniciaron el trekking en la población de Beni, acompañados por los porteadores que acarreaban todo el material necesario para la ascensión. Dos días después, el jefe de los porteadores les dijo que no podrían afrontar el paso de Deurali, en torno a los 4.000 metros, que se encontraba nevado y presentaba una travesía muy delicada.

Los dos expedicionarios, acompañados por el cocinero y su ayudante, se quedaron en mitad de la nada, y tuvieron que esperar al heli- cóptero para que les subiera hasta el campo base. Eso sí, aprovecharon para «estirar las piernas» buscando agua en los alrededores.