Carlos Gil

La obra está basada en una entrevista televisiva realizada por Jordi Évole y en un libro de Iñaki Rekarte, exmilitante de ETA que cumplió decenas de años en prisión. A su salida se convirtió en un arrepentido en el mejor sentido del término. Hizo un relato de su entrada en la organización, de su odio, de su incapacidad de análisis político. Una versión muy simplista pero que al estar muy bien armada se pudo convertir en una manera de entender la incorporación de jóvenes vascos a la militancia. En prisión realizó un camino de vuelta, una reafirmación de su identidad perdida, se recicló, arrepintió, tuvo un hijo, quiere emprender una nueva vida, sin olvido, pero sin necesidad de estar siempre en el remordimiento.

Asistimos en la obra a la entrevista con una periodista por un lado y a la intervención de la hija de un matrimonio muerto en atentado realizado por él. Un cruce de posturas, de emociones, de silencios y de argumentos que van cauterizando unas heridas que parecen supurar de manera constante. Parten de dos puntos no equidistantes, que van en paralelo en pocas ocasiones, que se atraviesan y retroceden. Al final hay un reproche, pero un apretón de manos. Un perdón y un suspiro. Una manera de mirar al futuro con esperanzas.

Teatralmente en estado primario, no quiere intervenir ni el autor ni el director, son los personajes quienes diciendo el texto original van configurando ese mundo de buena voluntad.