Pablo CABEZA
BILBO
Entrevue
IBON ALTUNA
VOCAL DE ITZIARREN SEMEAK

«Rebeldes, siempre estaremos con los oprimidos y contra los opresores»

«El primer concierto fue el 21 de abril de 2007, en el Gazte Eguna de Mungia. Solo queríamos pasarlo bien, que la gente disfrutara y hacer ruido, mucho ruido. Fue la hostia». Diez años después Itziarren Semeak recuerda la fecha con «EH Republik». Se mantiene la rebeldía, perdura el ska, y utilizan los recursos con mayor precisión y talento. Días de fiesta, días de baile, pero con república.

Como en los mejores tiempos punk, Itziarren Semeak salía a escena hace diez años con el desparpajo de quien está curtido en la música y quien debuta sin complejos a pesar de la bisoñez. Actitud y audacia se unieron en un desenfadado inicio nacido para fusionar el ska con el punk, ambos cosidos a textos observadores, directos y críticos. “Mirentxu patxaran 2.0” refleja este paso del tiempo y la fidelidad del grupo a los principios que lo crearon.

Conscientes de su potencial, pero también del hecho de vivir en una escena competitiva, en la que ya no vale, en la mayoría de los casos, con ser visceral y/o bailable, Itziarren Semeak es consciente desde el punto de partida de que para mejorar había que tomar decisiones, entre ellas grabar en estudios y con técnicos que aportaran.

La inversión ha merecido el esfuerzo económico y de asimilación, pero, un decenio más tarde, once desde la creación, se aplica el “No me conformo” y se incide en la idea de buen estudio y productor aplicado. Ahora la experiencia ha tenido lugar en Shot! de Arrasate con Iñaki Bengoa como consultor. Y nuevamente el grupo se enriquece, suma. Prospera y deja un álbum con mucho brillo y sin bajones. Divertido y musical. Festivo y mordaz. Veneno dulce.

Que continúa la evolución sin perder la cara a su estilo, lo muestra desde el inicio con “Atera beste bat”, que parte con uno de los mejores arreglos de viento de todo el periplo de la banda, aplicable a la mayoría de canciones de esta nueva república. Después es el ska quien matiza definitivamente y quien tiñe cada uno de los diez cortes, salvo una excepción que descoloca en parte y no tanto si se conoce el recorrido de alguno de sus componentes, en este caso Manex Altuna y sus visitas a Irlanda.

La apreciación global es que con cada disco Itziarren Semeak ha modulado mejor los sonidos jamaicanos y avanzado en conjunto. Puede ser lógico si hay tiempo por el medio y esmero, pero ningún esfuerzo garantiza resultados si no existe potencial y voluntad, querer por encima de todo y saber dónde te encuentras. “EH Republik” sintetiza todas las capas vividas y las da aliento con el equilibrio entre composiciones inspiradas, arreglos de viento, interpretación y ska-punk como “Atera beste bat”, “EH Republik”, “Companyera”, “Apirilaren beltza”, en homenaje a Iñigo Cabacas y la canción que señalábamos como excepción, “Gran Circo mundial”, “Mirentxu patxaran 2.0”, sabiamente renovada, “Itziarren alaba”, “Zer den bizitza”, un hit... Todas dignas del setlist.

Además de persistir en colaboraciones, textos y música: Fredi Paia, Jon Maia, Arkaitz Estiballes, Mikel Goiriena, Jone Larrinaga, Jon Zubiaga, Kepa Junkera, Ane Martinez, Rafa Rueda (apoyo en la canción del Ibilaldia de este año), Sala Strummer, Iñaki Bengoa…

¿Qué impresión tiene de estos diez años transcurridos desde que se suben a un escenario?

Fue en Gazte Eguna de Mungia, en casa, en el patio de las escuelas de Legarda, junto a Ukabilkada, Autokontrol y Nisu. La sensación que guardo es que fue la hostia. Yo no había subido nunca a un escenario, no sabía de qué iba todo aquello, solo queríamos pasarlo bien, que la gente disfrutara y hacer ruido, mucho ruido. Fue un día grande. Recuerdo que fuimos nosotros mismos a por el escenario al gaztetxe de Larrabetzu los días antes y a por el equipo de sonido al almacén de Soinueder, y que lo estuvimos preparando todo los jóvenes de Mungia: comida popular, bertsolaris y los conciertos. Llegamos al escenario en manifestación festiva arropados por dultzaineros y una pancarta reivindicativa. Colaboraron varios amigos en las versiones, bertsolaris del pueblo… Nadie conocía nuestras canciones, no teníamos nada grabado, pero mucha gente vino a vernos y conseguimos ponerles a bailar y divertirse. Cuando empezamos a ensayar el objetivo era incidir en el pueblo con las canciones, tanto creando buen ambiente durante los conciertos como provocando con las letras. En Mungia lo hemos conseguido, la anterior alcaldesa hasta nos llamó a una reunión pidiéndonos retirar una canción porque hacía una crítica fuerte a la policía y al pueblo. Evidentemente no la retiramos y objetivo conseguido: incomodar a los poderosos, a los estamentos que defienden el statu quo.

¿En qué momento o fechas se percibe que esto ya no es una aventura del tipo «a ver qué pasa»?

En 2010 con la gira del disco “Bizkaiko golfoak” fue una locura. Grabamos el disco en Garate con Kaki Arkarazo y además del salto a nivel de calidad musical del disco, conseguimos dar más de 60 conciertos entre febrero y noviembre. Sin mánager y sin tener ni idea de nada. Nos llamaban y sin darle vueltas íbamos. El año siguiente sacamos “Lehen lerroan”, otro disco y otros 60 conciertos. En 2012 dimos un paso más al empezar a trabajar con una oficina de management Mauka, otro disco “Dale Candela”, y una gira en dos años con más de 100 conciertos, pasando por Cuba, Irlanda, Catalunya… Sin darnos cuenta, entramos en una vorágine de conciertos, ensayos, discos, grabaciones… Todo sin pensar demasiado en nuestro rodaje, disfrutando. En 2014 se producen varios cambios en la formación. Hubo momentos de dudas sobre qué hacer, pero decidimos seguir adelante y sacamos el disco “Revolta” y vinieron giras por Argentina, Chile, Alemania, Eslovenia, Escocia, Inglaterra e Irlanda de nuevo hasta superar los 400 conciertos y llegar a 2017 con “EH Republik” que publicamos con la discográfica Baga Biga. Todo ha sido como una aventura musical, cada concierto o disco es un reto y siempre surgen circunstancias inesperadas. Eso es lo que atrae, la incertidumbre que supone cada vez que te enfrentas a un concierto, un disco…

Mantienen la fidelidad por el ska, pero sorprende el aire folk épico de «Apirilaren beltza». Y el paso de una canción de taberna irlandesa a un tema más folclor local, ya con la entrada de la triki del admirado Kepa Junkera.

Nos gusta el ska, pero estamos abiertos desde siempre a cualquier estilo. No somos puristas. Nos definimos como Rebel Musik Fest made in EH. Somos vascos y eso se traslada tanto en las letras en euskara como en la forma de ver el mundo. Rebeldes, siempre estaremos con los oprimidos y en contra de los opresores. Al lado de los perdedores, soñando por un mundo mejor. Y la fiesta, un concierto es una liberación, salir de casa, relacionarte con la gente y divertirse. Sobre “Apirilaren beltza” desde el principio teníamos claro que queríamos hacer una canción emotiva, con sentimiento y fuerza. Y si hay un pueblo, con carácter musical que ha sabido hacer esas canciones son los irlandeses. De cada derrota que han sufrido, se hacen fuertes con esa terapia que es la música. Hemos pasado bastantes horas en pubs irlandeses y algo se tiene que quedar dentro. Junkera ha ganado grammys, muy pocos pueden decir eso. Iñaki comentó que quedaría una triki en la canción, teníamos relación con Junkera y al ser una canción que para nosotros era muy importante por el tema, pues queríamos contar con un grande.

¿Cómo llegan a Iñaki Bengoa, productor del disco?

A Iñaki siempre le hemos tenido como un referente desde que le conocimos, que fue en un concierto en Gazteherria en 2010. Gose actuaba delante de nosotros e hicimos relación tras ese concierto. Tiene una forma de decir las cosas muy clara, sin rodeos, y nos gusta tanto eso como su actitud punk. Cada vez que estamos con él siempre se aprende algo. Es un poco estilo old school, le gusta provocarnos para que toques creyendo lo que haces. Rollo Clemente, provocando al jugador para que meta un gol por joderle, sin tanta terapia personal y bonitas palabras. Si quieres puedes, sal y demuéstralo.

Este año Ibiladia se celebra en Mungia, había que abrir un hueco para Rafa Rueda.

Había que contar con él. Primero porque nos parece un gran músico, tenemos relación con él y luego, además, hizo la canción del Ibilaldia de 1998. Era un puente entre los dos ibilaldis. Nosotros éramos adolescentes en esa época, pero nos acordamos. Sabíamos que nos podía tocar y teníamos dudas de si daremos la talla. Porque en este tipo de canciones para fiestas o temas concretos, además de gustarle al grupo y sentirse cómodo en la canción, también hay otra parte, los organizadores y a quienes les tiene que gustar y luego a la gente.

Y, por fin, llegó «Itziarren alaba», skatalítica y un poco balcánica.

Hemos escuchado tantas veces la canción original que la tenemos muy interiorizada y es difícil romper con eso y salirse del guion. No obstante, la sonoridad de la canción tiene un toque que puede ir hacia la música balcánica –muchas canciones de Laboa también–. Queríamos modernizar la canción con un ritmo regetón, toque balcánico a los vientos y rap, además de la letra que se ha modificado teniendo en cuenta a la mujer. Creíamos que era el momento de hacer esta versión y actualizarla al siglo XXI.