Marta Ferrusola de su puño y letra habla de una congregación, se refiere a ella misma como la madre superiora, se dirige a un reverendo mosén, en vez de mencionar millones (de pesetas) dice misales, y todo está escrito en mil novecientos noventa y cinco y aparece ahora en un sumario porque, según los especialistas de los diversos cuerpos y fuerzas de seguridad, se trata de una clara orden de envío de dinero a un banco de su cuenta (biblioteca) a la de su hijo. Y en catalán, que es el detalle que ayuda a dotarle de una verosimilitud más flexible en estos momentos de decadencia.

Todo esto que se está conociendo de la supuesta actividad de asalto a las arcas de la Generalitat por el clan Pujol-Ferrusola sucedía cuando se consideraba a Catalunya un “oasis” político respeto a todos los vaivenes, truculencias, desatinos, tramas, traumas y otros sospechosos comportamientos que había en la política española más centralizada. Hoy vemos cómo el lugar donde casi nunca sucede nada es la Comunidad Autónoma Vasca.

Bueno, suceder sí que suceden cosas como que el bloque constitucionalista está apoyando al PNV para que gobierne con las manos libres, los presupuestos a su horma y ya para colmo, con concesiones desde Madrid que dan aliento para unos trienios. ¿Está todo tan claro y tranquilo aquí cómo aparenta y o nos quieren convencer? ¿Cuándo saldrán las escuchas, los casos de corrupción, las barbaridades presupuestarias, las obcecaciones y delirios? Todo llegará, es cuestión de seguir trabajando políticamente, de intentar abrir cajones, de indagar, de insistir en las investigaciones y denuncias. Lo del tres por ciento de comisión por obra está escrito en leyes de uso desde el principio de la subasta. No hay escapatoria. Pongamos las barbas a remojar.