Raimundo Fitero
DE REOJO

Cariño

El debate fue televisivamente una declaración de partido hundido en el ayer, sin saber si hoy es mañana y si mañana ya ha pasado. Quiero decir que fue plano, sin alicientes, primario, vetusto como si el realizador fuera un miembro de TVE de los años setenta. Cualquier becario actual le hubiera dado más ritmo, hubiera pinchado a los aludidos en las intervenciones y cosas de este estilo que le aportan enjundia, lenguaje audiovisual. Se quedó en lo fácil y dejó a los intervinientes en plano corto medio o panorámica. Ya está. Quizás lo hicieron a posta para que pasara lo más desapercibido posible..

¿Queda alguna duda de la alianza entre Pachi y Susi? Pedro es muy flojo fuera del guion y no supo definir lo que es una Nación. La frase más insultante la dijo Díaz, «No mientas, cariño», dirigida a Sánchez. Ese cariño sonó como suena muchas veces en las parejas de largo recorrido, que se traduce por gilipollas. Un desliz planificado de la lideresa que debería replantearse su presencia en la contienda final. Yo, para ir a la contra, tras este debate de juguete, sigo viendo una remota posibilidad de acceso de López. Directa o indirectamente. No puedo o no quiero hablar más porque estoy estupefacto.

La violencia en México empieza a ser algo más que endémica porque mantiene cifras de guerra. En lo que va de año siete periodistas han sido asesinados por, se supone, los narcos. Javier Valdez era un cronista de ese mundo muy conocido y con novelas de éxito. Su violento asesinato en la vía pública no deja de ser otro mensaje más en ese lenguaje rotundo que emplean los, se supone, narcos. La incapacidad del Estado para proteger a estos periodistas que cuentan lo que saben empieza a ser más que sospechosa, parece una complicidad. Nos faltan palabras para superar la rabia que produce este goteo de muertes. Terror.