LA A-12 DE SANZ, DERROCHE PÚBLICO EN NAFARROA Y NEGOCIO PRIVADO EN SUIZA
Nafarroa pagó ya hace un año el precio de construcción de la autovía Iruñea-Logroño (A-12), pero el sistema decidido por el Gobierno de Sanz seguirá vaciando las arcas navarras para beneficio privado 15 años más. La carretera pasa de ser alemana a suiza por 450 millones.
De las arcas públicas navarras salen cada día del año más de 110.000 euros para pagar la autovía entre Iruñea y Logroño que el Gobierno de Miguel Sanz (UPN) impulsó hace dos décadas. La necesidad de la infraestructura no era el tema a debate, sino el sistema de financiación decidido: el llamado «peaje en sombra» conlleva una hipoteca para Nafarroa hasta 2032. Las obras y su gestión posterior se encargaron a un consorcio al que Nafarroa paga anualmente un canon, que tiene una parte fija y otra variable en función del volumen de tráfico. En Gipuzkoa «sonará» mucho esta fórmula, porque es casi idéntica a la escogida por la Diputación del PNV-PSE para poner en marcha la incineradora de Zubieta.
Una de las diferencias estriba en que el canon de Gipuzkoa no es tan fluctuante como el de Nafarroa, porque la crisis ha convertido ese volumen de tráfico en un elemento bastante variable (ahora claramente al alza). Otra es que la Diputación de Markel Olano no tenía muchas más opciones para implantar su incineradora que recurrir a esta privatización, dado que la adscripción de la deuda del Consorcio de Residuos hacía inviable construirla con dinero público sin superar el techo de déficit. En cambio, en el caso de la A-12 la Cámara de Comptos dejó claro en 2015 que «había alternativas para financiarla de otra manera».
En ambos casos, el resultado final es similar. Las arcas públicas navarras y guipuzcoanas acabarán pagando a las concesionarias privadas una cantidad que cuadruplicará el coste real de la infraestructura: la mera construcción se tasa en 334 millones de euros en el caso de la autovía y 212 en el el de la incineradora. Los contratistas de la Iruñea-Logroño recibirán el canon anual hasta 2032 y los de la incineradora hasta 2048.
El negocio para el promotor privado en la A-12 (bautizada por la Administración Sanz como Autovía del Camino) ya quedó de manifiesto en los números aportados por el entonces presidente de Comptos, Helio Robleda, en el Parlamento. La concesionaria había obtenido beneficios todos los años, cifrados en 45 millones entre 2007 (primer ejercicio de canon) y 2013. La previsión final en ese año era que Nafarroa acabaría abonando en total al menos 1.157 millones de euros por esa obra que, como ya queda dicho, costó en origen 334.
Ahora, una noticia difundida por ‘‘Expansión’’&flexSpace;apuntala la constatación de que la autovía navarra es un gran negocio privado. El banco suizo UBS ha adquirido, con parte de capital canadiense, la concesión de la carretera, que hasta ahora tenía como mayor referencia –primero como principal accionista y luego como dueño absoluto– al Deutsche Bank alemán.
Un exconsejero de Sanz al frente
La compra se ha cuantificado en cerca de 450 millones de euros. Fuentes de UBS certifican que «la autovía ha mantenido una trayectoria envidiable de tráfico desde su inicio de operaciones en 2006».
En el consorcio inicial, y esto también conviene recordarse para el caso guipuzcoano, figuraban Caja de Ahorros de Navarra y algunas constructoras del herrialde, pero poco a poco todos fueron vendiendo sus participaciones al todopoderoso banco alemán. Tras hacerse con el 100% de la propiedad, el Deustche Bank lo ha vendido ahora a su homólogo suizo. No obstante, al frente de Autovía del Camino S.A.U. ha seguido hasta ahora Ignacio Martínez Alfaro, para más señas consejero de Agricultura en dos legislaturas de la larga era Sanz, entre 1996 y 2003. Es decir, justo en la época en que se impulsó esta autovía.
Paradójicamente, mientras un exdirigente del Gobierno de UPN participa de esos beneficios en un caso palmario de «puertas giratorias», la portavoz del actual Ejecutivo navarro, María Solana, admitió ayer que han conocido por la prensa este relevo en la concesionaria. Es decir, las arcas públicas navarras pagan religiosamente al año un canon muy potente (unos 40 millones en la actualidad, un 1% del presupuesto) pero no tienen capacidad de incidencia alguna y ni siquiera información básica.
Solana añadió que analizarán esta noticia, pero anticipando ya que «estamos atados por ese peaje en la sombra».
Problemas para el mantenimiento
Según algunas estimaciones paralelas al informe crítico de la Cámara de Comptos, si Nafarroa hubiera financiado esta obra con un crédito al 6% y asumido el mantenimiento de forma directa, el coste total hubiera ascendido a 758 millones de euros, 400 menos de los que terminarán llevándose estos bancos alemanes y suizos.
Todo ello se produce, además, en un contexto en el que el actual Departamento de Economía reconoce las dificultades financieras para el mantenimiento de las carreteras. Su titular, Manu Ayerdi, planteó el año pasado la hipótesis de implantar peajes en algunas autovías para poder pagar las imprescindibles reparaciones periódicas. Datos oficiales recientes indican que la Administración navarra ha debido abonar desde 2010 más de un millón de euros en indemnizaciones a conductores y ciclistas por el mal estado de sus vías. En la pasada legislatura el Plan Director de Carreteras establecía un gasto necesario de 60 millones de euros al año para ello, pero la realidad es que las cifras gastadas bajaron a 37 o 39 millones.
Otra de las cuestiones achacadas a este polémico peaje en sombra es que con ello esta Iruñea-Logroño es financiada únicamente por los contribuyentes navarros, mientras quienes la recorren solo de paso disfrutan gratuitamente de su uso.