Pablo CABEZA
BILBO

Mushkum debuta con un álbum de rock acústico sublime

Los «veteranos» continúan aportando proyectos de una solidez admirable. La inversión en tiempo, la persistencia y el necesario talento están fluyendo en los últimos años con optimista frecuencia. Hoy, estos maestros se llaman «Mushkum», grupo de Araba y Bizkaia, que mañana presenta «Denbora», su debut, en Social Antzokia de Basauri.

Mushkum es un proyecto nuevo o la renovación de la experiencia. Nace de la afortunada inquietud del músico y cineasta Luis Vil (Ironic Cancer Phobia, Triturbo, Drellas, Ricoamor, Luis Vil...), residente en Izoria, Aiara, un pequeño núcleo rural desde el que observa Gorbeia al frente y la Sierra Salvada a la derecha. Un espacio de creación permanente junto a su guitarra o la cámara. Le acompañan en este debut bajo Mushkum su amigo y músico versátil Josean Valle, también de amplio recorrido entre grupos guiados por la esperanza, como el propio caso de Luis Vil: «Josean ha sido la persona que ha estado siempre ahí, en todos los trayectos musicales, ya sea a la batería, a las teclas o echando un cable, con su privilegiado oído, en labores de composición y producción».

Juncal Altzugarai es un hallazgo como vocalista. Porta voz serena, sinuosa, un murmullo vocalizado que acolcha aún más al sonido acústico de la guitarra y las teclas, el piano preferentemente. Altzugarai es concejala en el ayuntamiento de Gordexola, actriz (“Escisión”), fisioterapeuta con un libro sobre la pelvis que va ya por su tercera edición, “Mi suelo pélvico”, y cantante. Cuenta con alguna experiencia al lado de su hermano realizando versiones (¿Amaral...?, pero es con “Denbora” cuando desnuda su talento, si bien ya lo mostraba en el homenaje que Luis Vil hizo a Leopoldo María Panero. «Aparte de ser una todoterreno y tener talento multidisciplinar, tiene ese tipo de personalidad arrolladora que quiere comerse la vida, actitud vital para tirar del carro, junto a Josean y Amaya, con la amplitud artística que nos hemos propuesto en Mushkum», matiza Luis Vil, quien añade: «La voz de Juncal es muy versátil, desde lo delicado hasta lo salvaje. Pero hemos querido dejar esa vertiente arrolladora de su voz para el desarrollo del directo y su teatralización. Una de las razones por la que nos importa el directo es porque hemos establecido dejar un margen de desarrollo más allá de la grabación, en muchos aspectos, pero sobre todo en la voz de Juncal y en su capacidad teatral. Juncal es una gran dinamizadora en la puesta en escena».

Se completa el cuarteto con las puntuales percusiones de Amaya Monleón, Barrika, que crece en dimensión en el directo puesto que Amaya proviene del universo de la danza. «Para la percusión no buscábamos a un percusionista ortodoxo, y mucho menos virtuoso ni profesional. Queríamos a alguien con un sentido más tribal del ritmo, una persona con más sentido de ritmo, en su vertiente más artística, que de técnica académica. Y en esas dimos con Amaya, con los suficientes conocimientos básicos de percusión y una trayectoria en el mundo de la danza de los cinco ritmos que está dotando a los directos de Mushkum de mucha expresión corporal, entre sensual y animal. Por no hablar de que sus coros ya son parte de la identidad de la banda. Hay algo de forma involuntaria en Amaya, en su expresión artística y en su forma de ser, que está haciendo crecer a la banda en una dirección que no hasta ahora conocíamos y que está surgiendo y creciendo. La palabra performance está muy manoseada, pero podría servir para definirlo, aunque la mejor forma de entenderlo es acudir a nuestros directos».

Surgiendo de un entorno fílmico-musical la puesta en escena es parte de la intencionalidad del grupo. “Sentitzen naizelako” y “Denbora” son dos canciones de atmósfera devastadora y los primeros video-clips de autor. Del primero, en una muestra de imágenes, Monleón escribe: «Composición de una secuencia de imágenes bajo una mirada cenital que muestra el poder de la cámara sobre un cuerpo que interpreta el pulso de la música desde la soledad, y el abandono».

“Denbora” es belleza global, poemas en un cuadro de colores oscuros. Absorbe como un agujero negro en canciones como las mencionadas o en “Enbata”, “Ametsak”, “Desioa”, “Cristales rotos”, un single, o... “Ihes egin dut”. Un apartado en el recorrido se merece la luminosa “Momentu batean”, ligera, juguetona, puro teatro y musicalidad. «Quizá la canción de acordes más clásicos. Es la canción que, estudiadamente, también necesitaba el álbum, y por consiguiente el directo. Es una canción suelta, abierta, cercana, directa hacia el público», precisa Luis Vil.

«Mushkum es una palabra inventada por Juncal en su argot de cuadrilla para definir a esas sobras de comida que encontramos en el frigorífico y que en un momento dado sirven de cena reciclada. Puede que incluso sea posible intuir alguna metáfora, pero la banda solo ha buscado su sonoridad bautismal. La virtud que encontramos en un nombre que no existe es, por ejemplo, que jamás tendremos problemas con la propiedad intelectual ni nada por estilo. Por no hablar de que en internet todas las búsquedas harán referencia a la banda. Y eso es muy práctico».

Tiempo de autoedición. «A día de hoy no me tomo ninguna molestia en prospecciones de ese tipo, por dos principales razones. La primera es porque vendernos como un producto y convencer de ello me supone un esfuerzo extraartístico que a día de hoy no estoy dispuesto a llevar a cabo, a no ser que milagrosamente y sin buscarlo alguien llame a nuestra puerta y nos lo ponga muy fácil; la segunda razón es porque creo que una de las virtudes de internet y sus plataformas es que han democratizado ese espacio promocional que históricamente en el pasado ha estado monopolizado por las discográficas y sus canales, de tal manera, que haciendo un buen uso de las redes sociales y haciendo incluso una autopromoción más seductora en lo artístico que en lo publicitario, se puede conseguir llegar a ese público mínimamente deseable».

La vida musical de Luis Vil viene marcada por el carácter, la fuerza y la creación; con todo, en casi todos sus tramos ha estado presente, de una u otra forma, el soplo de Nick Cave o Tom Waits. «Suelo procurar huir del plagio y desechar toda semejanza evidente con mis fuentes de inspiración. Pero si, hay mucho del lirismo tremendista y oscuro de Nick Cave y de las texturas lo-fi y chatarrísticas de Tom Waits y ese tremendo talento que combina tradicionalismo y vanguardia como nadie, las producciones de Tom Waits son un referente del que jamás me podré desprender. Aun así y todo, uno se esfuerza al máximo por crearse una identidad propia, y para ello muchas veces hay que distorsionar, deconstruir y retorcer las fuentes», sentencia.