La rebelión magnificada en el furgón policial
Un año después de su presentación en la sección Un Certain Regard del Festival de Cine de Cannes, llega a nuestra cartelera el nuevo trabajo de Mohamed Diab, uno de los pocos cineastas egipcios con la calidad (o poder de promoción) suficiente como para darse a conocer más allá de su –convulso– territorio. El secreto, a lo mejor, está precisamente en la agitación que vive actualmente su país natal, habiéndose convertido este en uno de los más terroríficos síntomas del fracaso de la conocida como “primavera árabe”.
Una vez más, Diab pone el ojo en el estado actual de su nación, y lo hace con un sentido de lo trepidante que para nada entra en conflicto con la denuncia social. Al contrario. La trama nos habla de lo mismo que nos hablaban los periódicos: de caos, violencia y represión en las calles. La cámara se sitúa en el epicentro de todo esto: un furgón policial que irá engulliendo a nuevos enemigos del estado. De edades, procedencias y rangos sociales tan variados, que en un espacio de apenas cinco metros cuadrados, van a concentrarse buena parte de los anhelos, quejas y frustraciones de una sociedad entera. Un mosaico humano híper-concentrado. Tan claustrofóbico como revelador.