Floren Aoiz
@elomendia
JO PUNTUA

Parapetados tras la bandera, van a la calle contra el cambio

Cualquier intento serio de reducir privilegios de las élites acarrea una respuesta de estas con el objetivo de recuperar lo que han perdido, que consideran, más allá de las retóricas democráticas, suyo y de nadie más.

Estas tentativas, claro está, nunca se presentan como planes de restauración de las ventajas de la minoría, sino apelando a la mayoría, o bien a valores, objetivos o símbolos más o menos compartidos por amplias capas sociales. La generación de una sensación de amenaza inminente suele formar parte de las estrategias de los más acomodados para recuperar parcelas de poder perdido ante el pueblo en un momento determinado. Es por eso (y porque lo han utilizado con éxito en el pasado) que las élites navarroespañolistas han organizado una manifestación contra el cambio, que efectiva y afortunadamente es un peligro para sus privilegios, pero la venden como acto en defensa de la bandera navarra. El objetivo es claro, hacer pasar sus intereses minoritarios por una demanda social mayoritaria, para volver a recuperar una posición privilegiada y tener de nuevo acceso al cajón del dinero público.

La bandera es, en esta operación, puro disfraz. Lo importante no es lo que enseña esta enseña (no me he podido resistir), sino lo que oculta. Las élites no pueden actuar desnudas, necesitan un traje que esconda sus motivaciones y han pensado, de acuerdo con su memoria de las últimas décadas, que el cuento de «que vienen los vascos a terminar con Navarra» podría funcionar.

La cuestión es que con el cambio en Nafarroa los privilegios de esas minorías se han reducido. La movilización es contra el cambio, para frenarlo y hacerlo fracasar y forma parte de una estrategia que irá a más en el futuro. Es bueno recordar en estos días que fue la movilización social la que logró correrlos a boinazos de gobierno y ayuntamientos.