Víctor ESQUIROL
Crítico cinematográfico

Don Terry Gilliam

Lo ha conseguido. Al fin. Terry Gilliam podrá decir, veinte años después, que fue el hombre que sobrevivió a Don Quijote. A principios de esta semana nos llegó esa confirmación que jamás esperábamos recibir. Fue tal la emoción al leer que el ex Monty Python había concluido el rodaje de “El hombre que mató a Don Quijote”, que algunos tuvimos que comprobar dos o tres veces que no nos encontrábamos en el día de los Santos Inocentes.

Y no, no lo era. Y sí, el comunicado de prensa era oficial. Se rompió la maldición, y con ella, se ponía el punto final a una de las leyendas negras más apasionantes del cine moderno. Para los poco informados, recordar que a finales de los 90, Terry Gilliam empezó a mover hilos para llevar a cabo el que iba a ser el proyecto de su vida. Pero “El hombre que mató a Don Quijote”, actualización de la mítica obra de Cervantes pasada por el filtro de uno de los cineastas más geniales de aquella época, se topó con un sinfín de problemas. Tanto desde la producción como desde la propia dirección. Tempestades, pruebas militares, enfermedades... todos los elementos se aliaron contra Gilliam, quien de repente se convirtió en el director de la triste figura. Quedó todo inmortalizado en el documental “Lost in La Mancha”, y en un limbo del que ahora, por fin, hemos salido. Veremos si por confirmar o desmentir lo de que “más vale tarde que nunca”.