La caída de la gran familia americana
En este mundillo, como en la vida en general, lo que más cuenta es la intención... Dijo absolutamente nadie relacionado con la industria del cine. Despertemos de una vez del sueño. Desengañémonos y admitamos que por muy prometedor que sea un proyecto, si este no termina dando resultados palpables, se queda en poco más que humo. Hablando de... Una de las mayores decepciones del año pasado la marcó claramente la eterna promesa de Ewan McGregror, quien para su debut en solitario como director, tuvo la ocurrencia de adaptar ni más ni menos que una de las novelas más emblemáticas de Philip Roth.
La ocasión la aprovechamos para aprender a diferenciar el atrevimiento de la insensatez. Y es que el realizador se encargó en todo momento de recordarnos su –acomplejada– condición de novato, ante un material que le venía demasiado grande. El cacao de McGregor con respecto al formato con el que trabaja, es considerable. Su “American Pastoral” es literatura mal filmada. En sus manos, el drama por la descomposición de un núcleo familiar aparentemente perfecto (dolorosa metáfora de unos EEUU con problemas para digerir las nuevas corrientes de pensamiento de los años 60), se convierte en una de las comedias más involuntariamente aparatosas de la temporada.