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ALPINISMO

Zerain intentará en Nanga Parbat por la arista Mazeno

Quiere aprovechar la aclimatación en el Annapurna para hollar su 11º ochomil.

Teniendo en cuenta que la aclimatación es uno de los factores más importantes a la hora de emprender cumbre hacia un ochomil, Alberto Zerain ya tiene un nuevo objetivo entre ceja y ceja. Recién llegado del Annapurna (8.091 m.) hace apenas 15 días, el montañero gasteiztarra intentará alcanzar ahora la cima del Nanga Parbat (8.125 m.), en la cordillera del Himalaya, junto con el montañero argentino Mariano Galván dentro del proyecto 2x14x8000 que inició con el alavés Juanito Oiarzabal.

El Nanga Parbat, la novena montaña más alta del planeta, sería su undécimo ochomil desde que comenzó en el Everest (8.848 m.) en 1993. La expedición partirá hacia ese reto el domingo y prevé hacer cumbre en la primera semana de julio.

«No estoy buscando solo las 14 cimas. Como número no me dicen mucho porque yo quiero evolucionar en la forma de ver y encarar la montaña y que me dé satisfacción lo que hago», subrayó ayer en rueda de prensa Zerain, quien al final de este año podría hollar las 12 cimas más altas, puesto que en otoño tiene pensado acudir al Shisha Pangma (8.013 metros), donde podría regresar a la cordada y acompañarle Juanito Oiarzabal.

Como ejemplo de sus palabras, tratarán de realizar la ascensión por la parte más dura, la arista Mazeno, itinerario que intentó sin éxito el alavés en 2011 junto a “Txingu” Arrieta. «La observación y la experiencia vienen muy bien para saber por dónde podemos seguir el camino porque hay momentos que tendremos que escalar», explicó Zerain. Aseguró que el intento de 2011 va a ser «determinante».

Por la temida arista Mazeno

La arista Mazeno es la vía más larga y una de las más técnicas entre todas las que alcanzan la cumbre de un ochomil, ya que discurre por la complicada cresta que separa las vertientes de Diamir y Rupal, tiene una longitud superior a los 11 kms y está jalonada de picos de 7.000 metros (ocho cumbres en total). Se trata de una ruta muy comprometida y un descenso de emergencia está descartado. Es decir, para bajar hay que escalar, literalmente, en sentido contrario.

Ambos alpinistas se conocen a la perfección y ya formaron una cordada de éxito en el ataque a la cumbre del Dhaulagiri (8.167 metros) en la primavera de 2016 y posteriormente en el Manaslu (8.163 metros), en el otoño de ese mismo año.