El empresario brasileño Joesley Batista, testigo clave en la investigación de la trama de corrupción «Lava Jato», agravó el cerco que amenaza al presidente brasileño, Michel Temer, al acusarlo de liderar «la mayor y más peligrosa organización criminal» del país.

En una entrevista con la revista brasileña “Epoca”, Batista explica la relación que mantenía con Temer, y cómo este y su partido político (PMDB) le pedían sobornos durante las negociaciones para los pagos a favor del expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha cuando este estaba ya en la cárcel. «Esa es la organización criminal más grande y peligrosa de este país. Liderada por el presidente. Temer es el jefe de la organización criminal de la Cámara (...). Quien no está preso, está en Planalto», aseguró en referencia al palacio presidencial brasileño. Desde 2010, según reveló, se relacionó con Temer forma «institucional» como alguien capaz de «resolver problemas» para sus negocios. «El me veía como un empresario para financiar sus campañas y llevar a cabo esquemas que le darían beneficios, pero yo seguía teniendo acceso total a él», aseguró. Las peticiones de dinero se repitieron en 2012 o 2014, hasta que le demandó más de 81.000 euros para hacer campaña en Internet en favor suyo durante el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

Temer reaccionó anunciando una demanda contra Batista, al que calificó como «el bandido famoso de mayor éxito en la historia brasileña».

El presidente brasileño atribuyó las acusaciones a una represalia por medidas de su Gobierno que frustraron un negocio del acusador, al impedir que Batista trasladara a Irlanda el domicilio fiscal del gigante cárnico JBS, lo que le habría causado pérdidas millonarias.