Aparentemente exhausto tras más de un año de enfrentamientos abiertos y conspiraciones subterráneas, el PSOE abrió ayer en Madrid su 39 Congreso Federal al grito de «Unidad, unidad» en torno a Pedro Sánchez, el secretario general elegido por las bases con amplio margen.

El «felipismo» –«susanismo» en su versión moderna– no tiene espacio para dar batalla y ha optado por tanto por quitarse de enmedio. Susana Díaz se limitó a su llegada ayer a la cita de Madrid a afirmar que «me va a parecer bien» la Ejecutiva monocolor que se somete hoy a votación, tras reiterar únicamente a Sánchez el aviso de que «no hay mayoría alternativa» para intentar llegar a La Moncloa. La presidenta andaluza ni siquiera acudirá hoy al Congreso, excusándose en un viaje oficial a París. Y ni ayer ni hoy aparece por el Palacio de Congresos Felipe González, que se halla en Colombia en una misión de apoyo al proceso de paz y mandó un breve vídeo de salutación.

Con el terreno despejado, Pedro Sánchez tiene cerrada su plancha para la Ejecutiva y ha marcado una línea de discurso que insiste en situar al PSOE como referencia de izquierda.

UGT y CCOO, con Sánchez

Para ello contó con la colaboración sindical, puesto que CCOO intervino por vez primera en un Congreso del PSOE (lo hizo su todavía líder, Ignacio Fernández Toxo) y UGT habló por primera vez desde hace 29 años. Pepe Álvarez rompió así un silencio que comenzó con la famosa huelga general de 1988 contra el Gobierno de Felipe González.

De puertas para adentro, el cónclave transcurrió ayer por tanto sin sobresaltos para el recuperado secretario general, aunque en un ambiente definido como frío y en el que un delegado crítico afirmaba que «la tensión se puede cortar con un cuchillo». La votación hoy del Comité Federal y la Comisión de Ética y Garantías permitirán certificar hasta qué punto el voto de confianza que el «susanismo» dice dar a Sánchez es real o no. El líder podría incluir a entre siete y nueve representantes del PSOE de Andalucía.

El primero en sumarse a las llamadas a la unidad y la fraternidad fue Patxi López, rival de Sánchez en las primarias pero que al final ha aceptado entrar en la Ejecutiva como responsable de Política Federal. Dijo que ahora toca lograr un partido «fuerte y unido», que deje de hablar de sí mismo y se dedique a «lo que preocupa a la gente».

En primera fila del plenario se situaron también los exlíderes del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, que en las primarias se aliaron con Díaz pero también abogan por pasar página.

Una de las frases más representativas de cómo el «sanchismo» ha tomado las riendas fue pronunciada por el alcalde de Valladolid y portavoz de la Ejecutiva del PSOE, Óscar Puente. Aseguró que este 39 Congreso clausurará «la etapa de las baronías» en el partido, la tildó de «desgracia» y dijo que se ha tratado de «un paréntesis en su historia que se cierra este fin de semana». «La dirección federal marcará ahora la estrategia con aportaciones territoriales, y no a la inversa», advirtió.

Mendia y Elorza alertan para no someterse a Podemos

Idoia Mendia, secretaria general del PSE, y Odón Elorza, diputado por Gipuzkoa y uno de los más firmes apoyos de Sánchez, coincidieron a la entrada en lanzar una alarma preventiva sobre Podemos. Ambos manifestaron que el PSOE no tiene que verse «empujado» por el partido de Pablo Iglesias, sino mantener su línea y recuperar la unidad y la credibilidad.

«No tenemos que estar cerca de Podemos, sino ser nosotros mismos y hablar con una sola voz», señaló Mendia. «El objetivo o la prioridad no es en absoluto la moción de censura –añadió Elorza en referencia a lo ocurrido esta semana en el Congreso de los Diputados–. «Podemos ha hecho un movimiento apresurado y equivocado», concluyó. También rechazó el diputado donostiarra que la apuesta de Sánchez por la plurinacionalidad le acerque a partidos soberanistas.