Raimundo Fitero
DE REOJO

Día a día

El cuerpo me pide escribir una canción del verano, un rap sobre los ajetes tiernos o pintar un mural que diga abajo el trabajo, pero me encuentro en una encrucijada por lo que no tengo manera de saber cuál es el camino que me va a llevar al descanso mental o a la mejor refrigeración de mi estancia de creación. Cada día un caso de corrupción más, más elaborada, más rocambolesca, pero a la vez la plana mayor de la banda que Aznar cedió a Rajoy declarando en un juicio con una consigna: no me acuerdo, no lo puedo asegurar. Es un concurso de impostura, de abandono de su mínima dignidad y proclamación de una memoria selectiva exculpatoria.

Pero cada día también se produce una denuncia a un futbolista de élite por defraudar a Hacienda con sus impuestos. No sé si está graduada su salida para mantenernos atentos a las pantallas, pero parece que el fútbol profesional es un nido de golfos y delincuentes con el fisco. Está claro que, en general, los directivos y presidentes son criados en lugares secretos para que todos tengan un perfil muy parecido que puede acabar en una sentencia de ingreso en prisión. Están tocando al entorno de Florentino Pérez. Esperemos en el quicio de nuestra casa.

Y para acabar el día, algo que aquí hemos señalado muchas veces, de nuevo registros y detenciones en la SGAE, en este caso por ese claro y obvio escándalo de copar las madrugadas de las televisiones generalistas con grabaciones de música para generar derechos de autor incluso plagiando o reutilizando obra de otros, supuestamente de titularidad pública. Un lío más, parece que no afecta a la estructura directiva de la sociedad de gestión, que son algunos de sus miembros que habían montado algo paralelo, pero tiene pinta de ser algo que nos dará de qué hablar en estos días. La tele es otro gran foco de corrupción.